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Un secreto a voces se convierte en escándalo cuando Feijóo lo cita en el Congreso: los prostíbulos del suegro de Sánchez

La mención de Feijóo a que Sánchez se habría beneficiado de los negocios de su suegro ha provocado un terremoto político y mediático.

La mención de Feijóo a que Sánchez se habría beneficiado de los negocios de su suegro ha provocado un terremoto político y mediático.
Pedro Sánchez y Begoña Gómez en un mitin el pasado verano. | Europa Press

La intervención de Alberto Núñez Feijóo en el pleno sobre corrupción del pasado día 9 de julio, aludiendo a que Pedro Sánchez se habría sido partícipe a título lucrativo de los negocios de prostitución de su suegro Sabiniano Gómez, ya fallecido, ha colocado en la conversación pública un asunto que era un secreto a voces desde hace por lo menos una década. Las informaciones se multiplican y a veces es complicado seguirla, por lo que conviene clarificar los datos que se tienen hasta ahora en un asunto que ha saltado ya a la prensa internacional. Muy especialmente por el empeño de algunos en asegurar que el negocio era un negocio de saunas, pero no de prostitución, y mucho menos de trata de mujeres. Veamos.

Los dueños del negocio

El negocio de las saunas y prostíbulos era regentado por el padre de Begoña Gómez, Sabiniano, y por sus hermanos, Enrique y Conrado, tíos de la mujer del presidente del Gobierno. Cuando Sánchez empezó a hacer carrera dentro del PSOE, Sabiniano traspasó los negocios a sus hermanos, pero los locales seguían estando a su nombre: los explotaban los hermanos pero él lo controlaba todo en la sombra, para no perjudicar la incipiente carrera política de su yerno y evitarle así un daño reputacional.

Hoy, en medio del caso de corrupción salpicado de prostitución del trío Koldo-Cerdán-Ábalos, el asunto le ha estallado a Pedro Sánchez con toda su crudeza. De nada le va a valer declararse el más feminista y abolicionista de la prostitución de toda España para tapar los bochornosos audios de la UCO si los hechos demuestran que, como le espetó Feijóo desde la tribuna del Congreso, se ha beneficiado a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución.

Aunque se habla genéricamente de un negocio de saunas gais, en realidad el negocio principal era de prostitución de mujeres, en el que también se ejercía la prostitución homosexual, como queda acreditado por los numerosos testimonios que a lo largo de estos años, y más aún desde la intervención de Feijóo en el Congreso, han salido a la luz. Las redes sociales y los medios de comunicación están llenos de ellos.

Cuántos locales y a qué se dedicaban

Dada la opacidad que rodea todo lo relacionado con la familia del presidente del Gobierno, es difícil decir de cuántos locales estamos hablando, pero el imperio de prostíbulos de los hermanos Gómez llegó a gestionar más de una docena de establecimientos (se habla de hasta 17) dedicados a la prostitución, sobre todo en Madrid, pero también en otras provincias españolas.

De los que regentaban en Madrid, algunos eran heterosexuales, en los que se ejercía la prostitución de mujeres (uno de ellos era Paraíso, otro estaba en la calle Orense, 10; un tercero en Castellana, 180 —el prostíbulo estrella del negocio familiar que llegaba a facturar 140.000 euros diarios, gran parte en B— y un cuarto en la calle Princesa). Dos eran de clientela homosexual: la Sauna Azul (en la calle Concepción Arenal, 4) y la Sauna Adán (en la calle San Bernardo), donde también se ejercía la prostitución.

La empresa, que llevaba por nombre San Bernardo 36 S.L., se dirigía desde el local vecino a la Sauna Adán, en el número 36 de la calle San Bernardo, y era el domicilio fiscal del suegro de Sánchez y de su hermano Enrique. La Sauna Adán, según algunas fuentes, sería el primer negocio que abrió la familia, aunque es un punto que no está del todo claro, pues según otras fuentes el negocio inicial fue de prostitución femenina antes de que los hermanos viesen las oportunidades del negocio gai. La sauna/prostíbulo Adán contaría con zonas comunes y cabinas privadas, además de cuartos oscuros para encuentros íntimos. Por otra parte, y como contamos en el siguiente punto, Adán está en el mismo edificio que las 14 habitaciones del ático de Muface. También en Madrid, y de ambiente homosexual, la familia de Begoña Gómez regentaría la Sauna Princesa (calle Mártires de Alcalá) y la Sauna Mayka (calle Capitán Haya, hoy calle Poeta Joan Maragall).

Fuera de Madrid, según información de extrabajadores de estos negocios de los que se hace eco ABC, la familia de Begoña Gómez regentaba dos prostíbulos en Segovia y en Galicia. Uno de ellos sería Kilómetro 80, de Enrique Gómez, tío de Begoña, del que hablaremos posteriormente cuando toquemos uno de los asuntos más turbios que han rodeado los negocios de prostitución de la familia política del presidente del Gobierno: el de la trata de blancas.

El negocio de la familia política de Sánchez fuera de Madrid también se expandió por Toledo, con un local en Quintanar de la Orden, y en Cuenca, donde tuvieron otro establecimiento. Además, Enrique Gómez también habría sido titular de un hotel-restaurante en Lugo, Arcadia, que fue sancionado en 2001 por operar en realidad como club de alterne.

Los pisos de Muface

Capítulo aparte hay que dedicarle a las 14 habitaciones que la familia de Begoña Gómez alquilaba en un ático público de Muface encima, precisamente, de la Sauna Adán, en la calle San Bernardo. Sobre su pista nos puso The Objective, en una información que titulaba "La familia de Begoña Gómez realquilaba 14 habitaciones del ático de 850 euros de Muface", y subtitulaba: "El inmueble fue explotado como apartamento turístico y se ofrecía en varias páginas de Internet".

Más allá del irrisorio precio por el que se alquilaba ese ático (850 euros al mes) al lado de la Gran Vía madrileña —que hace pensar en un trato de favor hacia la familia Gómez—, y de que fuese un ático alquilado a Muface, un organismo público que presta asistencia sanitaria a los funcionarios —lo que es un escándalo en sí mismo—, lo interesante de la noticia a los efectos de aclarar los negocios de la familia política de Pedro Sánchez es que se encuentra justo encima de la Sauna Adán, y que el ático —de 115 metros cuadrados útiles— lo tenían partido en 14 habitaciones, que más que habitaciones son habitáculos que se publicitaban como apartamentos turísticos pero que, a tenor de las fotos de los portales inmobiliarios y de las especificaciones de los mismos de turísticos tenían bien poco. Algunos tenían incluido cama y bidé, una prestación muy significativa para un habitáculo tan diminuto y sin baño, que hace sospechar el uso real que se le daba. En honor a la verdad eran auténticos picaderos, como señalan en esta información Carlos Cuesta y Sandra León. "Son pequeños zulos, pequeñas habitaciones, donde entran la cama, la mesilla de noche y poco más... lo de apartamento turístico le queda un poco grande (...) A buen entendedor, pocas palabras bastan". Por si alguno albergaba alguna duda de si el negocio de los hermanos Gómez era de saunas o de prostitución, los 14 habitáculos, por llamarlos de alguna forma, del ático de Muface deberían despejar todas las dudas. Nadie alquila una habitación turística con "cama y bidé", pero sin baño.

Este asunto sobre la verdadera naturaleza de los negocios de Sabiniano y sus hermanos resulta tan ilustrativo, y tan escandaloso que Muface le alquile por ese precio un ático a la familia de Begoña Gómez, que el Partido Popular ha decidido ir a por todas y ha registrado en el Congreso y el Senado dos baterías de preguntas para exigir explicaciones al Gobierno por el uso de inmuebles públicos de Muface como prostíbulos para los negocios del suegro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La batería de preguntas va acompañada de la petición de que comparezca el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, responsable de Muface.

¿Fue todo legal en el negocio de los hermanos Gómez?

Rotundamente, no. Como suele ocurrir en este tipo de negocios, además de que el dinero B corría en abundancia, se produjeron asuntos castigados con el Código Penal, como es la trata de blancas y la explotación de mujeres en situación irregular. Que se tenga conocimiento, lo ocurrido en el puticlub Kilómetro 80, situado en Segovia, entre Ituero y Lama. Un local regentado por Enrique Gómez, hermano de Sabiniano, donde la Policía Nacional desarticuló una red dedicada a la trata de una decena de mujeres sin papeles que ejercían la prostitución. Una de las mujeres, una rumana, consiguió ponerse en contacto con su padre, que llamó a la embajada para denunciar que la tenían secuestrada, le habían quitado el pasaporte y la obligaban a prostituirse bajo amenazas de muerte. Los hechos acabaron judicializados, con sentencia firme de más de 20 años en el Tribunal Supremo para los proxenetas rumanos que llevaron a la mujer rumana al prostíbulo de Enrique Gómez, y de tres años para el encargado del puticlub, como cuenta El Debate.

La alerta diplomática dio lugar a una inspección posterior del local. La Policía encontró en su interior a otras once mujeres de diferentes nacionalidades (colombianas, nigerianas y brasileñas), que también se encontraban en una situación de explotación laboral encubierta. La empresa San Bernardo 36 S.L., que gestionaba el puticlub Kilómetro 80, fue sancionada por "infracción muy grave" por emplear a trabajadoras extranjeras sin autorización administrativa. Todos estos hechos ocurrieron cuando Pedro Sánchez era ya secretario general del PSOE.

Otro suceso luctuoso y penalmente punible ligado a los negocios de la familia de Begoña Gómez, en este caso del padre, Sabiniano, fue la muerte de un "fontanero aficionado", José Ramón, de 31 años, electrocutado en el cuarto de contadores de la Sauna Adán, por una reforma encargada por Sabiniano Gómez que se dejó a medias y sin señalizar. Ocurrió en el año 1984 y la causa penal concluyó cinco años después con una condena al técnico encargado de la obra, el electricista Carlos José, y la responsabilidad civil subsidiaria de Sabiniano Gómez establecida por el Supremo, por el que tuvo que pagar una indemnización, y de cuyo fallo se hace eco Vozpopuli.

En este capítulo de hechos oscuros relacionados con los negocios de los Gómez habría que incluir las escuchas y grabaciones que el suegro de Pedro Sánchez habría permitido que se realizasen en sus locales y de las que se han hecho eco muchos medios de comunicación, pero que exceden en mucho el cometido de este artículo. Estarían todos los audios del excomisario José Manuel Villarejo en los que cuenta cómo se utilizaron las saunas y prostíbulos para grabar a empresarios, políticos, periodistas o jueces y después extorsionarlos.

El papel de Begoña Gómez

Begoña Gómez, además de haberse beneficiado directamente de los pisos comprados por su padre Sabiniano —gracias presuntamente a los beneficios de sus negocios—, en Pozuelo (Madrid) y en Mojácar (Almería), era la que llevaba las cuentas de las saunas y los prostíbulos de la familia, tal y como ha desvelado uno de los responsables de seguridad de la Sauna Adán en El análisis: Diario de la Noche de Telemadrid. "Begoña iba por las saunas a hacer caja y de la recaudación que se había hecho la noche anterior dejaba preparado para, al día siguiente, pagar a las chicas en un sobre", ha contado Toni (nombre ficticio) que insiste en que, por aquella época, Sánchez ya era su pareja. Es decir: que el hoy presidente del Gobierno tendría que conocer a qué se dedicaba Begoña en ese momento dentro del entramado empresarial familiar: pagar a las mujeres que se dedicaban a la prostitución en el negocio de su familia.

¿Se benefició Sánchez de los negocios de su suegro?

Antes de su intervención en el Congreso, Alberto Núñez Feijóo quiso asegurarse de que las viviendas del matrimonio Sánchez-Gómez en Pozuelo y Mojácar —la casa de veraneo antes de llegar a la Moncloa— habían sido compradas gracias a la ayuda de Sabiniano Gómez. Feijóo no quería lanzarse a una piscina sin agua al señalar que el presidente del Gobierno se había beneficiado a título lucrativo del negocio de la prostitución de su suegro. Al día siguiente, El Debate publicaba los documentos que acreditarían que Sánchez se benefició de los pisos que su mujer, Begoña Gómez, compró gracias al entramado familiar de los prostíbulos.

Si un partido, en este caso el PSOE, quiere abolir la prostitución y lo ha llevado en una propuesta de ley —que no salió adelante por no contar con los apoyos parlamentarios suficientes—, es más que pertinente que sobre su secretario general, Pedro Sánchez, recaiga, cuando menos, el reproche moral de haber sido partícipe a título lucrativo del negocio de la prostitución de su familia política. Algo —el reproche moral— que, por otra parte, Pedro Sánchez hace continuamente a sus rivales políticos. El escándalo es que ahora se le hace a él en sede parlamentaria sobre un hecho —que su suegro tuvo prostíbulos— que era un secreto a voces.

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