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Illa se acoge al método Sánchez de gobernar sin presupuestos

El gobierno de la Generalidad reconoce que no hay anteproyecto de cuentas públicas ni calendario para negociar con ERC y los Comuns.

El gobierno de la Generalidad reconoce que no hay anteproyecto de cuentas públicas ni calendario para negociar con ERC y los Comuns.
El presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa, durante la reunión semanal del 'Govern' | EFE/Andreu Dalmau

No hay propuesta, no ha habido ninguna negociación ni está previsto calendario al respecto. Los presupuestos de la Generalidad de Cataluña son como los Presupuestos Generales del Estado, una entelequia. La portavoz del ejecutivo autonómico que preside Salvador Illa, Sílvia Paneque, ha admitido que no existe ni siquiera anteproyecto y que en consecuencia es imposible que se disponga de cuentas autonómicas en vigor en enero.

Salvador Illa acostumbra a presumir de gestión, pero en el caso de los presupuestos todo son buenas palabras y ninguna concreción. Los socios de investidura de Illa, ERC y los Comuns (la versión catalana de Sumar), no están por la labor. En el partido de Oriol Junqueras exigen pasos claros y en firme hacia el concierto catalán, una cuestión que está en manos del ministerio de Hacienda, en manos de una María Jesús Montero que se niega a empeorar sus expectativas electorales en Andalucía con más concesiones al separatismo. La "financiación singular" no es una prioridad de la vicepresidente, según denuncian los portavoces de ERC cada vez que tienen ocasión.

ERC no se moverá hasta que haya novedades sobre el concierto catalán. Illa trata de satisfacer las exigencias de los republicanos armando la Agencia Tributaria Catalana, preparando la administración que tiene el encargo de gestionar y recaudar todos los impuestos que se pagan en Cataluña en un plazo de unos dos años. Todo el mundo cree que es misión imposible, pero Illa insiste en que cumplirá con sus compromisos.

Los Comuns, por su parte, exigen más protagonismo y más regulación y multas en materia de vivienda, pero son un escollo menos insalvable que el de ERC. Sea como fuere, ni unos ni otros han sido invitados por el momento a negociación alguna sobre los presupuestos. Illa parece dispuesto a hacer lo mismo que Pedro Sánchez, gobernar sin presupuestos y con ampliaciones de crédito negociadas con ERC y los Comuns a cambio de concesiones sobre otras carpetas como el impulso del catalán, el arrinconamiento del español o exhibiciones de antisemitismo.

Oposición apática

Illa cuenta a su favor con una oposición sumamente apática. Junts forma un grupo parlamentario dividido y desanimado, pendiente siempre de Waterloo, donde un cada vez más desconfiado Puigdemont revisa todas las decisiones, incluso las más nimias. El prófugo presta una atención relativa a lo que ocurre en Cataluña puesto que está enfrascado en una negociación internacional con el PSOE que le interesa más que hacer oposición a Illa. En relación al presidente de la Generalidad, la instrucción de Puigdemont es acusar al líder socialista de "españolista" haga lo que haga, sea a favor de erradicar el español o acudir a Madrid el 12-O.

El factor que más altera a Junts en Cataluña es la irrupción de Aliança Catalana, partido separatista con un mensaje extremo contra la inmigración que va ganando adeptos en la Cataluña interior procedentes del clásico electorado convergente.

Así las cosas, el gran problema de Illa con los presupuestos son las limitaciones de gobernar a base de ampliaciones de crédito y que el segundo año sin cuentas públicas pone aún más en entredicho su supuesta condición de tecnócrata eficaz.

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