Mariano Rajoy machacó dos ideas básicas en la sede de la soberanía nacional. La primera, que el relevo en la Corona se hace con "naturalidad" y "tranquilidad", de acuerdo a lo que dicta la Constitución. Y, la segunda, que la forma de Estado "no está en el orden del día". El debate, a su juicio, se debía centrar en la aprobación de la ley de abdicación, lo que finalmente no ocurrió. "Estamos aquí para ratificar la decisión del Rey. Nadie entendería que no lo hiciéramos", resumió el jefe del Ejecutivo.
El presidente no dudó en hacer un balance elogioso del reinado de don Juan Carlos y destacar las cualidades de su hijo y futuro Rey, don Felipe. Si bien, Rajoy se centró en el "mandato constitucional". Esto es, en afrontar el trámite de la abdicación con "estabilidad" y constatando la "madurez democrática" del país. "Nunca, en la historia de los dos últimos siglos, se ha producido la sucesión en la jefatura del Estado con la normalidad con la que se produce esta. Ningún español le intranquiliza la abdicación, nadie cree que se abre una etapa de incertidumbre. España permanece tranquila", enfatizó.
"Seriedad" o "responsabilidad" fueron algunos de los términos más utilizados por el jefe del Ejecutivo. Rajoy quiso dar la impresión de que el proceso se está llevando a cabo sin ningún tipo de sobresalto; que todo estaba calculado. Y, en este sentido, quiso recalcar varias veces que "la forma política de Estado" no se debatía ni votaba en la sesión extraordinaria de este miércoles. Las normas de juego están claras porque, arguyó, "hemos dejado hace tiempo de ser una democracia en construcción" para ser "una democracia consolidada".
Elogio a la Corona
Cerrado el debate de monarquía-república, Rajoy respaldó la Corona como "el mejor símbolo" de una España unida, estable e imparcial. "Sería necesario estar ciego de obstinación para no reconocer los méritos del Rey en estos 40 años", dijo. "Se propuso ser el Rey de todos y lo logró". También ensalzó las cualidades del Heredero: "se ha esforzado en conocer de primera mano y en defender la diversidad de nuestros pueblos y culturas. Don Felipe valora inmensamente ese patrimonio de diversidad y entiende la importancia de su contribución a la unidad de todos".
En síntesis, "España es una monarquía parlamentaria porque así lo quieren los españoles", en palabras de Rajoy. "Cambiamos de página, pero seguimos escribiendo el libro de la convivencia".