El expresidente de la Generalidad prófugo en Bélgica, Carles Puigdemont, ha decidido disolver la "asamblea de representantes" del "Consejo de la República" para emprender una profunda remodelación del ente, formado por adictos al referéndum ilegal del 1-O y amigos y admiradores del fugitivo. De esta manera se evita las elecciones para renovar a sus miembros, que se tenían que celebrar en octubre y de paso anuncia una "reforma sustancial, orgánica y normativa" de la organización, montada con la pretensión de ser un Parlament paralelo en el exterior y como refugio en caso de colapso del partido Junts per Catalunya (JxCat).
Puigdemont ha comunicado por carta los cambios a los afiliados del Consejo de la República. En la misiva, el dirigente separatista explica que pretende dividir la "asamblea de representantes" en dos "cámaras". La primera, para los representantes de los "consejos locales" y afiliados. La segunda, con otros miembros con el objetivo de elaborar las leyes de la supuesta república catalana.
La intención de Puigdemont es reforzar la entidad: "Tenemos las herramientas, pero las debemos reforzar para hacerlas más eficientes y eficaces en el objetivo que da sentido a nuestra existencia", apunta en la carta. En el texto se indica también que el Consejo de la República debe tener más presencia en Cataluña y servir para fortalecer la propaganda sobre la república catalana.
La disolución de la asamblea del órgano concebido al servicio exclusivo de Puigdemont le evitará tener que dar explicaciones sobre sus negociaciones con Pedro Sánchez para obtener la amnistía y poder regresar a España sin causas en su contra. A pesar de que la decisión no ha pasado por ningún filtro, Puigdemont ha prometido en la carta que someterá los cambios de "mejora organizativa" a una consulta con los registrados en el "Consejo de la República", ente cuya web dice contar con más de cien mil inscritos.