Ni agua. El expresidente de la Generalidad prófugo, Carles Puigdemont, no quiere saber nada de Salvador Illa, el candidato del PSC. El desprecio es absoluto y se funda en que según los independentistas Illa no ha mostrado nunca la más mínima solidaridad con los separatistas que fueron encarcelados o con los que se fugaron. Nunca fue a visitarlos a la cárcel o a Waterloo. De ahí la inquina contra Illa, mayor en Junts que en ERC.
Salvador Illa comentaba este jueves en la emisora Ser que no tendría inconveniente en pactar con el partido de Puigdemont, Junts per Catalunya (JxCat). "Hemos tenido ocasión de colaborar con ellos en otras instituciones, así que veremos qué resultado tienen y qué quieren hacer", ha manifestado Illa en relación a un hipotético acuerdo de gobernabilidad con la formación de Puigdemont.
Illa se ha comprometido a intentar que no haya un bloqueo tras las elecciones y ha señalado que actuará con tres criterios para tratar de formar gobierno: "estabilidad, socialdemocracia y poner los servicios públicos en primer lugar".
Nada más conocer las declaraciones de Illa, el candidato de Junts ha negado cualquier posibilidad de llegar a un acuerdo con el socialista. "Ningún voto de la candidatura que encabezo servirá para hacer presidente a Illa", ha declarado Puigdemont.
Ninguna credibilidad
Según el dirigente separatista, la última vez que se habló con Illa fue después de las municipales y el líder socialista les habría asegurado que no había la más mínima posibilidad de que su partido se aprovechara de los votos del PP para desbancar a Xavier Trias de la alcaldía de Barcelona y nombrar alcalde al socialista Jaume Collboni. Y eso fue justamente lo que sucedió, que el PSC se apoyó en el PP para desbancar al candidato de Junts. De ahí que Puigdemont afirme que Illa no le merece ninguna credibilidad.
La pretensión de Puigdemont pasa por quedar segundo en las elecciones, por encima de ERC, y que la suma de los dos partidos independentistas sea suficiente para arrebatar la presidencia de la Generalidad a Illa, que sale ganador en todas las encuestas, pero muy lejos de una mayoría suficiente.