Con ciertos aires de letanía, en el PSOE no se olvidan que, a principios de año, las encuestas les pronosticaban que estaban a diez puntos del PP y nada parecía salvarlos. La ley de amnistía había supuesto un fuerte desgaste a Pedro Sánchez. La parálisis parlamentaria, con dificultades para sacar cualquier ley, complicaba aún más la gestión para tratar de acallar las críticas y demostrar ante su electorado que las cesiones ante Junts merecían la pena. Entonces, Moncloa decidió jugar con las pocas bazas que tenía: los símbolos y el mensaje.
Con medidas como el reconocimiento de Palestina, los enfrentamientos diplomáticos con Javier Milei o endureciendo aún más el mensaje contra los medios críticos, aprovechando los escándalos sobre Begoña Gómez. Los socialistas lanzaron una OPA hostil al sector a la izquierda, votantes de Sumar, con decisiones políticas que, por ahora, no tienen coste económico, ni requieren de una mayoría parlamentaria para sacarlo adelante en el Congreso.
Por el medio, escenas como los cinco días de reflexión como "hombre profundamente enamorado"y que, como reconocen en el PSOE, supusieron "un punto de inflexión". Los buenos resultados de Salvador Illa, junto a una campaña de propaganda anunciando que el procés había muerto, contribuyeron a apaciguar las críticas."Hace un año, no podíamos salir a la calle. Éramos Pedro Sánchez. Ahora, eso ha cambiado", reconocen algunos líderes locales.
A por el empate
Los socialistas están más que satisfechos con su campaña, tras ir marcando la agenda, buscando la polarización al englobar a Feijóo y Abascal en un mismo ente. "La gente empieza a percibir a Vox como una amenaza. Eso empezó a pasar después de las municipales y autonómicas", tercian para explicar que repitan una estrategia, la del miedo a Abascal, que ya testaron con éxito en las generales pero que fracasó en otros comicios como los andaluces.
En esta ocasión, volvieron a apostar por esta fórmula ante los escándalos por los negocios de la mujer imputada, Begoña Gómez, y al constatar que las elecciones europeas, son unos comicios con una participación "baja", que puede que no llegue al 50%, y donde acude el sector más ideologizado o cafetero. "Estas elecciones no se ganan en el centro", repiten.
Sensaciones positivas
En Ferraz tienen sensaciones positivas y creen que el domingo estarán en la barrera de los 21 escaños. Según su versión, un puñado de votos decidirá quién se llevará el asiento número 22: o el PP o el PSOE. La diferencia auguran que, como máximo, estará en un punto. El rostro y el discurso de Sánchez, una persona que tiende a somatizar los trackings internos, era durante estos últimos de relax, con bromas y chanzas pese a los frentes judiciales que le abren a su mujer y a su hermano.
Los socialistas son críticos con la campaña del PP por el poco protagonismo que tuvo su candidata, Dolors Monserrat, al tener sólo tres mítines conjuntos con Feijóo y sentencian que, sólo en la última semana de campaña del PSOE, Sánchez tuvo tres actos con Teresa Ribera (Benalmádena, Fuenlabrada y el acto matinal del viernes en la escuela de verano de UGT).
Aunque el secretario general del PSOE asumió en buena medida la campaña de las europeas, con una agenda propia que le llevó a dar mítines sin Ribera. Así sucedió en Hospitalet de Llobregat o en Gijón durante la última semana. Ahora, en el PSOE buscan el empate como fórmula para avalar a Sánchez pese a los frentes abiertos en los tribunales y en la Fiscalía Europea.