
El nombre no es nuevo. Ya había salido en anteriores fases de la investigación pero, ahora, el auto del juez Aguirre que detalla las conexiones entre Putin y Puigdemont incluye sin ambages el nombre de Nikolay Sadovnikov, un antiguo diplomático ruso de la máxima confianza de Putin, como el hombre que habría liderado la tutela de Puigdemont en el 1-O.
Hasta ahora se había identificado a la eurodiputada Tatjana Zdanoka, aliada del separatismo catalán en Europa, como supuesta agente secreta al servicio de Moscú. Y ahora parece confirmarse, según las investigaciones que plasma el auto del juez Aguirre, la figura de Nicolay Sadovnikov como pieza clave en la maniobra de utilización de Puigdemont como factor desestabilizador de la democracia española. Entre los datos figuran el encuentro entre Carles Puigdemont y Sadovnikov el 26 de octubre de 2017, justo en las horas previas a la declaración unilateral de independencia, la famosa DUI. Esa habría sido la reunión en la que el emisario de Vladimir Putin habría prometido la ayuda militar a una Cataluña independiente plasmada en un contingente de "10.000 soldados".
Sadovnikov no es un cualquiera en la estructura rusa: se trata de un exdiplomático ruso reconvertido a los negocios. Actuó en época de la Unión Soviética en Italia, desde mediados de los años 80. Más tarde fue cónsul adjunto en Milán, entre 1991 a 1995. Y años después fue reubicado como asesor en un departamento de planificación de política exterior. Y su gran privilegio es su interlocución: directa y exclusiva con Putin. El papel de intermediario tampoco le fue novedoso en el caso de Puigdemont. Ya operó como intermediario no oficial en Siria e Irán.
Otro de sus rastros figuran el 13 de mayo de 2018, la víspera de la investidura de Quim Torra como presidente de la Generalidad. Allí fue la policía alemana la que retuvo Nikolai Sadovnikov para preguntarle por su paso por Barcelona. Y es que estuvo en la capital catalana en octubre de 2017, justo las fechas del golpe separatista. Lo hizo para hablar con Jordi Sardà y Víctor Terradellas, supuestamente, sobre el pago por el apoyo al separatismo. Lo exigido fue una legislación a medida en materia de criptomonedas. El CNI lo había monitoreado en Barcelona y lo grabó entrando en el Palacio de la Generalidad.
"Por todo ello, el tema del Bitcoin y las criptomonedas y el desarrollo y aprobación de una tecnología y una legislación que lo regulase no eran materias ajenas a Terradellas", señala ahora el auto judicial.
"De hecho, el entramado de criptomonedas dirigido por Terradellas, y en el que participaba activamente Jordi Sardà y "Nicolay [Nikolai Sadovnikov]", se completaría en junio de 2018 con el empresario catalán, Zeus Borrell Gil", añade el documento judicial.
"Borrell habría sido introducido por Sardá a Terradellas, por su competencia técnica y experiencia en el ámbito de las criptomonedas y, al igual que los anteriores, estaría relacionado con la persona nombrada como "Nikolay", explica el auto.
"Sardà no era un mero traductor, su participación trasciende esas funciones erigiéndose como un conseguidor de contactos de alto nivel en la órbita rusa, gracias a su conocimiento del idioma ruso. Sardà, trabó una estrecha relación con el emisario ruso al que Terradellas identificó en su declaración como Sergei Motion, presente también en la reunión de Casa dels Canonges", detalla el escrito judicial.
Y el auto añade una última conclusión: "Es importante señalar que, a través de Terradellas, Sardà sabía que Puigdemont estaba informado de las actividades que realizaba en relación con sus avances en el campo de las criptomonedas. Así se extrae, por ejemplo, de una conversación registrada el 02.03.2018 entre Sardà y Terradellas, en la que ambos estarían pendientes del éxito de una transacción de Bitcoins para ir a informar a Puigdemont, al que Terradellas apelaba en varias ocasiones con el sobrenombre de "el Nen" (el Niño)".

