
"¿De qué prostíbulos se ha beneficiado usted?" —le espetaba este miércoles Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez, en referencia a las famosas saunas de su suegro—. Ha sido partícipe a título lucrativo". La mención al que hasta ahora parecía un tema tabú, al menos en la contienda política, abría la puerta a multitud de informaciones que volvían a poner el foco en los polémicos negocios del padre de Begoña Gómez, pero también en el papel que ésta podría haber jugado en todos ellos.
"Begoña iba por las saunas a hacer caja y de la recaudación que se había hecho la noche anterior dejaba preparado para, al día siguiente, pagar a las chicas en un sobre", ha desvelado a El análisis: Diario de la Noche de Telemadrid uno de los responsables de seguridad de la Sauna Adán, que, además, insiste en que, por aquella época, Sánchez ya era su pareja.
Según ha explicado Toni (nombre ficticio), inicialmente no eran saunas gays, sino locales donde se ejercía la prostitución femenina. Los clientes pagaban en caja, y el responsable "llevaba un listado de los pases que había hecho cada chica", puesto que no cobraban al momento. Después, la mujer del presidente pasaba por los distintos locales de su padre, "sobre todo por las mañanas" y "dejaba el dinero de cada chica por los servicios que había hecho".
Todos los negocios de Sabiniano
Aunque nunca se ha llegado a concretar cuántos negocios exactamente dirigían Sabiniano Gómez y sus hermanos, Toni apunta que serían "cinco saunas, dos puticlubs, uno en Segovia y otro en la carretera de La Coruña, y el piso de Muface". Este último sería el famoso ático —ubicado precisamente en el mismo edificio de la Sauna Adán— que el organismo público alquilaba por apenas 850 euros a la familia de la mujer del presidente, a pesar de su privilegiada situación, a escasos metros de Gran Vía y con vistas a Plaza de España.
De acuerdo con su testimonio, inicialmente, el ejercicio de la prostitución se limitaba a la sauna, y las habitaciones se alquilaban a las chicas únicamente "para descansar, como el que vive en un piso compartido". Los locales estaban abiertos 24 horas y las mujeres hacían turnos de 12 horas, por lo que les compensaba tener un sitio en el que dormir lo más cerca posible.
Sin embargo, según Toni, "cuando vieron que así no tenían negocio, hicieron bastantes más habitaciones para utilizarlo como prostíbulo". No en vano, se llegaron a hacer hasta 14 habitaciones, tal y como documentó gráficamente The Objective. "Cuando las saunas bajaron de nivel y de público, lo utilizaban para que las chicas hiciesen salidas a costes baratos. Si, por ejemplo, una chica cobraba por un servicio 100 euros la hora, había clientes que no querían estar en las saunas, y las chicas se los llevaban al piso", insiste.
Por lo que respecta al perfil de las mujeres, Toni asegura que eran "chicas libres"; en ningún caso, mujeres explotadas. "Había chicas españolas, chicas extranjeras e incluso chicas que llevaban mucho tiempo y chicas elegantes. Ten en cuenta que estaban en las mejores zonas de Madrid", explicaba a Antonio Naranjo el extrabajador en referencia a otros locales como el situado en Castellana, 180.
En cuanto al negocio masculino, Toni insiste en que los Gómez "se han dedicado toda la vida a la prostitución" e, inicialmente, de mujeres. Sin embargo, cuando Chueca empezó a ponerse de moda como barrio gay, tuvieron visión y decidieron cambiarlo totalmente.
