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De la "tensión" de Zapatero al muro de Sánchez: cómo la izquierda agita la calle para sobrevivir

Del "rodea el Congreso" al "jarabe democrático": en momentos de crisis recurren a la polarización.

Del "rodea el Congreso" al "jarabe democrático": en momentos de crisis recurren a la polarización.
Zapatero y Sánchez en un acto de partido | PSOE

La guerra de Gaza se está utilizando en España como elemento polarizador. Lo que debería ser una cuestión de Estado, dada la complejidad del asunto y las implicaciones que tiene para todo el país, es un motivo más de enfrentamiento político. El Gobierno azuza este asunto para movilizar a los suyos y escabullirse de los escándalos que le afectan.

Se trata de una estrategia muy vieja, puesta en práctica en otras ocasiones por la izquierda en nuestro país, especialmente cuando aspiran a "asaltar los cielos", como amenazó Pablo Iglesias, o temen perder el poder, como sucede ahora. Todas las encuestas recogen una mayoría aplastante de la derecha, por lo que los socialistas luchan para sobrevivir, aún a costa de enfrentar a la población.

Es lo que ocurrió con la Vuelta a España, cuyas protestas violentas fueron instigadas por el propio presidente del Gobierno, que animó a manifestarse aunque eso pusiera en riesgo la organización del evento, que acabó suspendiéndose. El hecho de que ocurriera en la etapa final, celebrada en Madrid, fue también un aliciente para ir al choque con Isabel Díaz Ayuso.

De la campaña del dóberman que puso en marcha el PSOE de Felipe González en 1996 cuando iba a perder el poder, al "nos conviene que haya tensión" de José Luis Rodríguez Zapatero en 2008, abundan los ejemplos en los que los socialistas han recurrido a la estrategia de la polarización para movilizar a sus votantes, acusando de paso a la derecha de ser la que ejerce la violencia.

En 2003 ERC, PSC e IU firmaron el llamado Pacto del Tinell para establecer un cordón sanitario contra el PP en Cataluña. Apenas un año después, en plena conmoción social por el atentado del 11-M, la izquierda llamó a rodear las sedes del PP en plena jornada de reflexión. El entonces candidato del PP, Mariano Rajoy, vivió años después, en 2016, el Rodea el Congreso, cuando ya era presidente del Gobierno.

Las mujeres de derechas, objetivo habitual

La llegada de Podemos puso de moda los llamados "escraches", aunque su líder, Pablo Iglesias, ya había recurrido a ellos siendo todavía estudiante, como el que le hizo a Rosa Díez en la Universidad Complutense de Madrid, en el año 2010. Uno muy similar fue también el que sufrió Cayetana Álvarez de Toledo en la Universidad de Barcelona en 2019.

Otras mujeres de derechas, como Cristina Cifuentes, fueron también acosadas. Siendo delegada del Gobierno en Madrid, la increparon y escupieron en plena calle. También lo sufrió Soraya Sáenz de Santamaría en su propio domicilio, en 2013. También Esperanza Aguirre en 2015, en plena campaña electoral en Madrid o Begoña Villacís en 2019, embarazada de nueve meses, además de dirigentes de Cs que fueron escrachados en las fiestas del Orgullo de 2019.

Isabel Díaz Ayuso ha sido también objeto de todo tipo de ataques, como cuando en 2023 se exhibió un muñeco con su cara y las tripas fuera. En la protesta estuvo la ahora ministra Mónica García, que simuló con su mano un gesto de disparo contra un consejero del Gobierno de Ayuso.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha sido también objetivo de la izquierda más radical, como durante un mitin en Vallecas, cuando grupos cercanos a Podemos, incluido dos escoltas de Pablo Iglesias, les rodearon y lanzaron todo tipo de objetos, como botellas o piedras. Rocío de Meer fue víctima de una pedrada en la ceja en Sestao y otros muchos dirigentes han sufrido también violencia mientras la izquierda agita el miedo a la ultraderecha.

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