
El líder de Junts, Carles Puigdemont, ha decidido que los militantes de su partido serán quienes tengan la última palabra sobre la ruptura o continuidad de la alianza con el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez. Tras haber anunciado este jueves la convocatoria extraordinaria de la ejecutiva en Perpiñán, el partido ha deslizado a última hora de la tarde que la decisión de la cúpula se someterá a votación, según informa el digital independentista El Nacional.
Es el procedimiento que ya se empleó para salir del gobierno de coalición con ERC en la Generalidad y también para ratificar el pacto de investidura. En ambos casos, la militancia de Junts apoyó de forma mayoritaria la decisión de los principales dirigentes del partido.
Tras las advertencias de Míriam Nogueras el miércoles en el Congreso con la sentencia de que ha llegado "la hora del cambio", Junts redobla la amenaza de ruptura. La corriente principal del partido aboga por dejar a Pedro Sánchez a su suerte y no prestarle más apoyo parlamentario. El prófugo se considera absolutamente engañado tanto por Sánchez como por su actual interlocutor, José Luis Rodríguez Zapatero, que se puso al frente de la delegación socialista que negocia con Junts tras el encarcelamiento del que fuera secretario de Organización del PSOE Santos Cerdán.
En el debe, Junts apunta que la amnistía no se le ha aplicado a Puigdemont, pendiente de que la justicia europea decida si la malversación cabe en la amnistía, y que tampoco se han cumplido acuerdos como el de la oficialidad del catalán en la Unión Europea o la cesión de las competencias en inmigración, que Junts pidió hace casi un año para evitar una ruptura en una situación similar a la actual. El Gobierno se avino a ese traspaso, pero el anuncio de Podemos de que no votaría a favor, ha frustrado la promesa de Sánchez a Puigdemont.
Malestar creciente
El malestar en Junts con el Gobierno y con el PSOE es creciente. También porque los socialistas y sus socios de Sumar rechazan propuestas de los de Puigdemont en materia de multirreincidentes y de okupas, así como otras relacionadas con la fiscalidad o con la presión tributaria a los trabajadores autónomos. En paralelo, Aliança Catalana no para de crecer en las encuestas con un programa calcado al que plantean los alcaldes de Junts para controlar la inmigración o para evitar los allanamientos.
Cinco mil afiliados
La credibilidad de Puigdemont es prácticamente nula después de meses de amenazas y advertencias de ruptura. De ahí el recurso a la votación de la militancia, que entre el martes y el miércoles de la próxima semana tendrá la última palabra. Como es habitual en Junts, los afiliados, no más de cinco mil, votarán sobre la propuesta que haya adoptado la ejecutiva del partido, en la que se aboga mayoritariamente por desligarse del PSOE ante la ausencia de avances concretos.
Sobre el tablero está también por primera vez la posibilidad de una moción de censura "instrumental", algo que en Junts ya no se descarta de plano como hasta hace unas semanas. Se trataría de una moción para dar paso inmediatamente a la convocatoria de elecciones. Sin embargo, esa tesis es discutida por algunos dirigentes de Junts por las malas perspectivas electorales que ahora mismo presentan las encuestas para Junts.
Con la reunión en Perpiñán y con la posterior votación de la militancia se cumple el pronóstico que Puigdemont anunció en verano de que en otoño pasarían "cosas". La ruptura parece inminente. No así que la moción "instrumental" se imponga como salida del laberinto. En Junts la corriente dominante aboga por desconectarse de Sánchez y su Gobierno y dejar que la legislatura se pudra por sí misma.

