
Para el PSOE, Sumar pinta poco en el Consejo de Ministros. Tras las palabras de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, reclamando una "reformulación radical" del Gobierno, fuentes del ala socialista del Ejecutivo han restado importancia a estas declaraciones, enmarcándolas como una reacción puntual a un momento de debilidad interna de la líder del espacio. En el PSOE admiten que están ignorando las críticas y demandas de su socio minoritario y, en consecuencia, han rebajado la reunión solicitada a un simple encuentro entre partidos que se celebrará a lo largo de esta semana.
Sumar reclama regeneración en uno de los peores momentos de la legislatura, marcado por los escándalos de corrupción y por el goteo de dirigentes socialistas denunciados por acoso sexual. Sin embargo, el PSOE opta por pasar de puntillas, consciente de que su apoyo parlamentario no está en riesgo. "Todo mi respeto y todo mi cariño para Sumar y para la vicepresidenta Yolanda Díaz", deslizó en los pasillos del Senado el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, de forma irónica, mostrando el malestar que hay entre los socios de Gobierno.
"Está perfecta la relación con Sumar. Estamos trabajando muy bien, muy cerca los unos con los otros con un grado de confianza propio de un Gobierno serio", afirmó el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Unos calificativos que nada tienen que ver con la visión que trasladan fuentes de Sumar.
En la que fue su última rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, Pilar Alegría lanzó un aviso al socio minoritario del Gobierno después de las críticas por "inmovilismo" vertidas por Sumar. Alegría dejó un mensaje velado dirigido a la persona con la que protagonizó su mayor momento de tensión ante las cámaras en una comparecencia posterior al Consejo de Ministros, Yolanda Díaz. "Lo importante es no perder el objetivo, no perder el horizonte porque quedan todavía dos años de legislatura para seguir trabajando por la gente", señaló Alegría al ser preguntada por la regeneración política que reclama Sumar.
En el Gobierno no ofrecen nada más allá de agotar la legislatura siguiendo la hoja de ruta defendida hasta ahora y que consideran compartida, dejando entrever que la respuesta del Ejecutivo a los escándalos se mantendrá como hasta el momento, sin cambios.
Incluso el presidente del Gobierno frivolizó con la crisis al ironizar, en conversaciones informales con periodistas, que lo habitual en Navidad son "las uvas, la lotería y la crisis de Gobierno", minimizando así las críticas trasladadas por sus socios de investidura, ERC, Podemos y PNV, consciente de que ninguno de ellos retirará su apoyo y que las vacaciones de Navidad servirán para calmar las aguas.

