Perfectos canallas, cortesanos de postín.

Cuando el “refinamiento” intelectual, se emplea siempre para evadirse de los problemas, para eludir las responsabilidades, para separar las realidades entre lo que me conviene y lo que no me conviene, tenemos el clásico ejemplo del perfecto canalla, sea de izquierdas o de derechas, que la estulticia no tiene manos, y que ya se les ve venir desde pequeños, cuando en la elemental ya aprovechaban para aprovechar que no los veían, y acusar al que le estorbaba en sus fines, seño, seño...

Algunos lo llevan en su genética, otros lo adquieren en el entorno, y otros lo aprenden, cuando ven que con ese modelo de actuación se puede estar a los trozos y a las tajadas, y cuando se dan los tres casos en uno, tenemos al perfecto cortesano, nacido, criado y “aprendido”, para usar con descaro de todo lo que le rodea, con la seguridad de saber defender su pertenencia si el resultado es bueno, y su falta de culpa, si se trata de una iniquidad manifiesta públicamente y a la que hay que buscar protagonista.

Ciertamente esa forma de ser, requiere de un “vaciamiento” moral, y un concepto muy suyo de la ética, de forma de poder dormir a pierna suelta, luego de haber perpetrado no importa que “tejemaneje” durante el dia anterior, ni aunque afecte a otros, que al fin son eso, otros. C’ est pas a cause de moi, es su talismán ante barbaridades cometidas por acción u omisión, en actos que les son propios del cargo que ostenta, y sí, pero con la ayuda de todos Uds. si se trata de atribuirse algún mérito.

Esta clase de ciudadanos, que a muchos les mola atribuirles el sobre nombre de “intelectuales” suelen tener los colmillos retorcidos, por eso hablan con la boca cerrada y la sonrisa justa para no enseñarlos, y su enemigo natural no es otro del mismo género, que perro no come perro, si no uno de esos llamados “primitivos”, que al no entender la esgrima florentina, sacan la faca, y allí mismo lo destripa, es por eso que las cortes eluden a esos sujetos que se reafirman en lo que creen, que defienden su verdad, que son capaces de decirles después de una perorata de letra menuda bien aprendida...vale, tienes razón, pero vas a la cárcel, eso cuando lo le cortan el gaznate allí mismo.

Un ejemplo claro de lo que tratamos, lo tenemos en ese personaje, que ha conseguido ser foco de atención, en una situación convulsa y con preocupaciones a cual mayor, y por aquello de que lo importante es que se hable de mí, aunque sea mal, son capaces de ser víctimas siendo los que tiran del cordón de la guillotina, o exculparse cuando los encuentran encamados con la mujer de su mejor amigo...no es lo que parece dicen. Y son capaces de describir siete razones, por las cuales son figuraciones tuyas cuando lo estás viendo amorrado al pilón de la interfecta; siete razones? Quiá, y 77 las que hagan falta, que no es así, que te lo estoy diciendo, que le estaba contando un recadito a la oreja, y como hacía calor, nos aligeramos de ropa.

http://economia.elpais.com/economia/2012/06/11/actualidad/1339416184_243445.html