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¿Quién es JD Vance, el candidato a vicepresidente con Trump?

Daniel Rodríguez Herrera analiza la figura del candidato a vicepresidente propuesto por Donald Trump para las próximas elecciones.

Daniel Rodríguez Herrera analiza la figura del candidato a vicepresidente propuesto por Donald Trump para las próximas elecciones.

"Me identifico con los millones de americanos blancos de clase trabajadora y de ascendencia escocesa e irlandesa que no tienen un título universitario. Para esa gente, la pobreza es una tradición familiar: sus antepasados fueron jornaleros en la economía esclavista del Sur, después de eso aparceros, después de eso mineros del carbón, y en tiempos más recientes maquinistas y empleados de acerías. Los estadounidenses los llaman hillbilies, rednecks o basura blanca. Yo los llamo vecinos, amigos y familia".

Son palabras del best-seller que nos hizo conocer a muchos a JD Vance: Hillbilly, una elegía rural. Adaptado al cine por Netflix, es un ensayo autobiográfico en el que su autor nos cuenta, a través de su propia vida y de las historias de ese mundo del que ha sido testigo, por qué la pobreza no está sólo en la falta de oportunidades laborales, sino en la cultura en la que han crecido y que llevan consigo. Yo, que siempre me llevo las cosas a mi terreno, lo vi como una confirmación empírica de las tesis de Sowell en Black rednecks y white liberals sobre cómo esa cultura, importada por irlandeses y escoceses, había acabado siendo adoptada por una buena parte de la población negra de Estados Unidos y era la principal causa de sus desdichas. Una de las razones por las que el libro provocó tal impacto es porque describía quiénes eran y cómo pensaban los votantes del Rust Belt, estados del medio oeste como Ohio o Wyoming, que, habiendo sido demócratas durante toda su vida, en buena parte le dieron el triunfo a Donald Trump en 2016, pocos meses después a la publicación del libro.

Dos días después de sufrir un atentado que por centímetros no le costó la vida, Donald Trump ha anunciado que su candidato a vicepresidente por el Partido Republicano será precisamente JD Vance, quien lleva en política un par de años y cuya experiencia se reduce a haber sido elegido senador por Ohio en las elecciones de 2022, las últimas que se han celebrado. Para un analista tradicional, Vance es una mala elección. Quitando quizá por su juventud, no ofrece a Trump un gran apoyo en ninguno de los grupos demográficos en los que está por detrás de Biden y cuyos votos necesita para ganar. Aunque fue extremadamente crítico con Trump en 2016, cuando comenzó su propia carrera política se había convertido en un fiel seguidor suyo, así que tampoco es útil para unificar a las bases más tradicionales del partido, como sí hubiera hecho, por ejemplo, Marco Rubio, e hizo en su día Mike Pence. Dada su inexperiencia, tampoco podrá apoyarlo en la tarea de gobernar.

Pero no puedo quitarme de la cabeza que la decisión de Trump haya tenido en parte que ver con el atentado que sufrió el sábado. Cuando les hablé hace unas semanas de los candidatos con opciones a acompañarlo en el ticket republicano, me refería a él como una suerte de minitrump. Y es posible que el ser tan súbitamente consciente de su propia mortalidad le haya hecho dolorosamente consciente de que un vicepresidente es sobre todo quien sustituye al presidente si éste muere, además de estar colocado en primera línea de salida en las primarias de su partido cuando el mandato ha acabado. Es un sucesor, en definitiva, y Trump se ha cuidado de elegir a alguien que pueda continuar su legado.

Es difícil superarlo como encarnación del sueño americano: habiendo nacido y crecido en la pobreza, tanto material como mental, logró salir adelante, defendió a su país en Irak, se graduó en Derecho en Yale y tras un periodo trabajando en una empresa de capital riesgo y fundando una organización que lucha contra la adicción a los opiáceos, puede terminar con 39 años a un paso de convertirse en presidente de Estados Unidos.

Vance tiene un carácter muy distinto a Trump: es en primer lugar un intelectual, no un empresario ni un showman. Pero al igual que él combina su apoyo a posiciones morales conservadoras tradicionales con cierto populismo económico antiliberal y un aislacionismo en materia exterior que muchos ven como apoyo a Putin. Es, en definitiva, lo más parecido a sí mismo que Trump ha podido encontrar en el Partido Republicano. ¿No queríais arroz? Pues ahí tenéis dos tazas.

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