La convención demócrata comienza el 19 de agosto y hay varios estados que obligan a los partidos a comunicar los candidatos antes. En vista de la situación, dichos estados les habían dado algo de manga ancha, pero los demócratas se han quitado problemas llevando a cabo una votación virtual entre sus delegados para proclamar a Kamala Harris como candidata. Por el mismo motivo burocrático, Harris tenía que elegir a su compañero de ticket, su candidato a la vicepresidencia, y el elegido ha sido el actual gobernador de Minnesota, Tim Walz.
Naturalmente, ustedes se estarán preguntando quién es ese señor, y con razón, porque es uno de los candidatos con menor nombre de entre aquellos que se barajaban para el puesto. Casi todas las quinielas apuntaban a Josh Shapiro, el popular gobernador de Pennsylvania a quien los analistas creían capaz de inclinar hacia los demócratas este estado bisagra, que es el de mayor número de votos electorales de entre los que están en juego. Shapiro es moderado, lo cual podría haber ayudado a rebajar la imagen de radical de Harris, pero es judío y apoya a Israel, lo cual lo enfrentaba con el ala más extremista y antisemita del Partido Demócrata, cuyo apoyo puede ser esencial en estados como Michigan.
¿Por qué Walz, entonces? Que Trump eligiera a JD Vance, un político que no le iba a ayudar electoralmente, tiene sentido porque de ganar sólo tendría un mandato, y dado que los vicepresidentes salientes son siempre favoritos en las siguientes primarias, escoger a lo más parecido a él en el Partido Republicano podría ayudar a cimentar su legado. Pero Harris aspira a gobernar ocho años en los que pueden pasar muchas cosas como para estar pensando en eso. Y aún así también ha elegido a lo más parecido a ella que había disponible, poniendo a dos candidatos del ala izquierda del Partido Demócrata y arriesgándose a alienar a los votantes más centristas.
Quizá la respuesta sea simplemente cobardía: el senador Fetterman ya ha insinuado que lo que Kamala Harris temía era que Shapiro la eclipsara en campaña y pusiera en el foco sus numerosas debilidades, que ya le hicieron imposible competir en las primarias de 2020. Así que ha elegido a un don nadie cuyas credenciales podrían incluso hacerla parecer moderada a ella, que en su paso por el Senado se llevó el título de senadora más izquierdista, según el análisis de sus votaciones.
Para que se hagan una idea: Minnesota fue donde murió George Floyd y tuvieron lugar los peores disturbios del Black Live Matters de todo Estados Unidos. Llegaron a incendiar una comisaría sin que Walz de decidiera a sacar a la Guardia Nacional hasta que ya era demasiado tarde, y aún entonces el jefe de la misma protestó porque los desplegaron demasiado lentamente. Mientras, Kamala Harris pedía por redes sociales donaciones para un fondo que pagaba fianzas y abogados a los pocos que eran detenidos por estos hechos. Uno de los beneficiados por este fondo cometió un asesinato a las tres semanas de salir de la cárcel. Esa era, hasta ahora, la única colaboración entre ambos.
Pero el currículum de Walz no acaba ahí. Ha firmado leyes que permiten que el Estado te quite tus hijos menores de edad si éstos quieren ser mutilados y medicados de por vida con la obsesión trans y tú te niegas. Durante el confinamiento que ordenó durante el covid bajo el equivalente al estado de alarma de aquí repartió millones de dólares a una organización para que llevaran comida a las familias y a lo que se dedicó fue a quedárselo. Cuando ya se había destapado el pastel y un juez había ordenado frenar los pagos, el Gobierno de Walz los reinició bajo la excusa de que se habían puesto las pilas. Permitió y alentó un fraude de 250 millones de dólares, por el que ya hay varios condenados, en parte porque la organización era de ascendencia somalí.
Su estado había estado siempre por encima de la media en renta per cápita y por debajo en criminalidad. Ahora es al revés. Como será la cosa que, al igual que ha sucedido con California y Nueva York, Minnesota se ha convertido en un estado emisor de emigrantes. Durante la campaña de su reelección, Tim Walz se negó a un segundo debate tras ser humillado en el primero; como Biden, hizo una campaña casi sin salir de casa pero con la ventaja de competir en un estado que no ganan los republicanos desde 1994. Fue el portavoz de los gobernadores que se reunieron hace unas semanas con Biden después del debate y mintió asegurando que estaba perfectamente, para convertirse en el fan número uno de Harris al segundo siguiente de que éste renunciara.
Es, en definitiva, el segundo perfecto de Kamala: un ideólogo radical que tiene un perfil mediático tan bajo que será incapaz de subírsele a las barbas. Su miniyó. Si Trump es incapaz de ganar a esta pareja es que es aún más venenoso electoralmente de lo que parecía, que ya es decir.


