A pocos kilómetros de las llamas vive Silvia. Aunque su casa está fuera de la denominada zona roja, donde el peligro es mayor, la densidad del humo les mantiene en alerta. John ha vivido otros incendios en la zona y tiene todo preparado ante una posible evacuación. Muchas casas, incluida la suya, están sin electricidad y sin Internet desde el martes, cuando las autoridades cortaron el suministro. Ahora sigue con preocupación la previsión de viento para los próximos días. Porque las escenas en las calles del epicentro del incendio son dantescas y la sensación de los vecinos es que van a tardar años en recuperar lo que las llamas les han quitado en solo unas horas.

