La prensa estadounidense y el Partido Demócrata, tanto monta, monta tanto, están presionando todo lo que pueden para convertir en un escándalo nacional cualquier medida del Gobierno de Trump que pueda suponer despidos de funcionarios. Es el recorte que más les preocupa con diferencia, o que más hacen que les preocupa, llenando sus titulares de reportajes de "interés humano" sobre los pobres empleados públicos que se ven en la calle por la inhumanidad e insensibilidad del dúo Trump-Musk.
Yosemite en el punto de mira
Veamos el ejemplo del Washington Post, al que rápidamente se han apuntado otros medios y agencias: el parque nacional de Yosemite, en California, Patrimonio de la Humanidad y un espectáculo natural. Para su gestión, mantenimiento y atención a los visitantes tiene algo más de un millar de empleados. Cumpliendo con las directivas del DOGE de Elon Musk han despedido como a una docena. Y han pretendido montar un gran escándalo con ello, resaltando especialmente uno de los despidos, el del cerrajero. Así describía el Post su labor: "Era el único empleado con las llaves y el conocimiento institucional necesaria para rescatar a visitantes de aseos cerrados".
Esto quizá no ha provocado la reacción que pretendía la gaceta de Bezos, porque ha dejado claro lo mal que funciona una organización tan grande como es la del parque de Yosemite, en la que al parecer sólo hay una persona capaz de abrir un aseo cerrado. Se ve que si te quedas encerrado con tan mala suerte que este señor esté enfermo o de vacaciones, te vas a tener que quedar ahí hasta que le dé por regresar. Y que tener a alguien sólo para esto es como tener un empleado cuya única función es encender y apagar las luces de la oficina. Y si a esto le sumas que, indignados ante la situación, algunos funcionarios del parque han colgado una gigantesca bandera de Estados Unidos boca abajo en la ladera del Gran Capitán, una de las montañas más espectaculares de Yosemite, el intento de preparar historias sobre empleados públicos que provoquen la empatía del público podría estar siendo contraproducente.
El efecto contraproducente
Y es que es difícil a priori que el americano medio sienta simpatía por un grupo de trabajadores que tienen mejor sueldo que ellos, muchísima más seguridad laboral y que además cobran de sus impuestos. No imposible, porque tanto el Ejército como las fuerzas de seguridad tienen un gran apoyo, pero con ejemplos como el del cerrajero lo que están consiguiendo no es que la gente se apiade de ellos, sino que esté deseando que despidan a muchos más. Y claro, no es ese el objetivo ni del Partido Demócrata ni de los medios.