
Según pensaba el asesino de Charlie Kirk el activista conservador lanzaba proclamas de odio y esta era suficiente motivación para dispararle una bala que acabó con su vida. "Me harté de su odio", le escribió Tyler Robinson a su pareja transgénero –había iniciado los trámites para transicionar de hombre a mujer— después de cometer el delito.
Como ha quedado recogido en un documento utilizado en el juicio, él le escribió a su pareja que dejase lo que estaba haciendo y mirase debajo de su teclado –se entiende que escondía un mensaje en el que explicaba su intención de matar a Kirk— a lo que su pareja respondió alterada: "¿¿¿¿¿Qué?????? Estás bromeando, ¿¿¿verdad????". A este mensaje el joven de 22 años aseguraba que estaba bien pero que tenía que recoger el rifle con el que cometió el crimen. Este lo había envuelto en una toalla y lo había dejado en un arbusto.
"Para ser honesto, esperaba guardar este secreto hasta morir de viejo. Lamento involucrarte", sentenciaba en el mensaje, que fue respondido por la pareja, que todavía esperaba que no hubiese sido Robinson el asesino de Kirk: "No fuiste tú quien lo hizo ¿¿¿verdad???". "Sí, lo siento", apostillaba asesino, para quien la Fiscalía pide pena de muerte
"Me harté de su odio"
Posteriormente, Robinson explicaba que la Policía estaba errando al "atrapar a un viejo loco" e interrogar a alguien que llevaba una ropa parecida a él. "Había planeado recoger mi rifle de mi punto de entrega poco después, pero casi toda esa zona de la ciudad fue cerrada. Está tranquilo, casi como para salir, pero hay un vehículo que no se mueve", explicaba a su pareja.
Esta nuevamente le preguntaba que por qué había asesinado a Kirk y él respondía desde una superioridad moral un tanto cuestionable: "Ya me harté de su odio. Hay odios que no se pueden negociar". Tras este mensaje, informaba de que su intención era recuperar el rifle sin que le viese nadie y antes de que lo encontrasen las autoridades.
Llevaba poco más de una semana planeándolo
Según confesaba, llevaba planeándolo "poco más de una semana" y afirmaba que su preocupación era en primer lugar que el rifle tenía sus huellas y, en segundo lugar, que era propiedad de su abuelo: "Cómo demonios le voy a explicar a mi viejo que de lo perdí –el rifle—". "Borra esta charla", le espeta Robinson a su pareja antes de que se viese perdido al encontrar las autoridades el arma homicida.
"Mi papá quiere fotos del rifle... dice que el abuelo quiere saber quién tiene qué, los federales publicaron una foto del rifle y es muy singular. Me está llamando –su padre— ahora mismo, pero no estoy contestando", aseveraba. Posteriormente explicaba que se entregaría a las autoridades y confesaría el crimen.
Por último, pedía su pareja que no ofreciese declaraciones a los medios de comunicación: "No hables con los medios por favor. No des entrevistas ni hagas comentarios... si algún policía te hace preguntas pide un abogado y guarda silencio".



