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Comienza el golpe de Estado de Maduro

Los venezolanos están llamados a las urnas para elegir la Asamblea Constituyente que redactará la nueva constitución a la medida del régimen chavista.

Los venezolanos están llamados a las urnas para elegir la Asamblea Constituyente que redactará la nueva constitución a la medida del régimen chavista.
Nicolás Maduro, este domingo, en el colegio electoral en el que ha depositado su voto. | EFE

El régimen chavista pretende consumar este domingo su golpe de Estado para acallar al Parlamento, elegido democráticamente por los venezolanos hace dos años, a través de las elecciones a la Asamblea Constituyente en las que los ciudadanos votarán a las 545 personas que se encargarán de redactar una nueva Constitución a la medida del presidente Nicolás Maduro.

Después de cuatro meses de manifestaciones en las que han fallecido 109 personas, la oposición saldrá este domingo nuevamente a las calles para seguir protestando y ha pedido a la población que se abstenga de participar en el proceso electoral, que califican de "fraude". La oposición política venezolana considera que la convocatoria de la Asamblea Constituyente será el fin del presidente Nicolás Maduro, del que dicen que ha caído en su propia trampa.

Maduro y su mujer, los primeros

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su esposa, Cilia Flores, han depositado ya su voto para las elecciones a la Asamblea Constituyente en el país latinoamericano y dado oficialmente comienzo a la recogida de papeletas en todo el país. Maduro y su esposa han depositado su voto a las 06.05 de la mañana -hora local, seis horas más en la España peninsular-, en el Colegio Miguel Antonio Caro, en Catia. "Quise ser el primer voto", ha declarado Maduro minutos después ante los medios. "El primer voto por la paz, por la independencia y la soberanía de Venezuela y por la tranquilidad futura", ha aseverado antes de remarcar lo simbólico de la fecha.

Que Maduro haya sido el primero en votar y que se haya retransmitido el evento no es una cuestión anecdótica. Durante el acto, el presidente venezolano ha dejado claro que su voto, a través del nuevo "carnet de la patria" que el Gobierno se sacó de la manga el pasado año para controlar a los funcionarios y a los receptores de ayudas públicas, quedará registrado… algo muy relevante, sobre todo teniendo en cuenta las amenazas que el propio Maduro ha realizado en las últimas semanas a los trabajadores públicos y otros poseedores del documento. El régimen quiere asegurarse una participación elevada: no habrá control sobre posibles votantes que acudan a varios centros y la junta electora chavista ha permitido que se acuda en un colegio electoral diferente al propio de cada votante. Tras el éxito del referéndum opositor de hace unos días, cualquier cosa que quede por debajo de aquellas cifras será interpretado como un claro voto de castigo al régimen bolivariano.

El fraude

La alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) considera, según explicó uno de sus portavoces, Freddy Guevara, que a partir del lunes los venezolanos que quieren un cambio de Gobierno tomarán "nuevas acciones tácticas y estratégicas" para hacer realidad este deseo "que va a ser una realidad".

En las elecciones de este 30 de julio se elegirá una nueva cámara con 545 representantes encargados de redactar una nueva Carta Magna que sustituiría a la promulgada en 1999 bajo la presidencia de Hugo Chávez.

La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con la que el Gobierno procurará un cambio de constitución para reforzar la "revolución", se elegirá solo con la participación de los chavistas y en medio de una ola de protestas antigubernamentales y el rechazo de buena parte de la comunidad internacional. Las normas y las reglas que rigen el proceso se han diseñado exclusivamente con el objetivo de asegurar la mayoría gubernamental en la nueva cámara: los candidatos autorizados son en su gran mayoría miembros o simpatizantes del partido en el Gobierno (no hay ningún candidato con propuestas contrarias a las del Ejecutivo). Las bases de los comicios se sentaron en un decreto presidencial de 23 de mayo que prohibía que los partidos políticos presentasen candidaturas, en un claro intento de silenciar a la oposición y evitar que la votación volviera a convertirse en un referéndum a la gestión de Maduro. En ese mismo decreto se ignoraban los tradicionales distritos electorales venezolanos y a cambio se le daba una representación desproporcionada respecto de su población a las zonas rurales, con muchos pequeños municipios donde el oficialismo es dominante y además puede presionar con mayor impunidad a los electores. Del mismo modo, 173 de los 545 diputados elegidos se seleccionarán por el denominado "ámbito sectorial": es la forma de asegurarse la presencia en la nueva cámara de las organizaciones chavistas (sindicatos, consejos comunales...). En realidad, se trata de un intento de aislar a la Asamblea Nacional salida de las elecciones de 2015, en las que la oposición se hizo con una mayoría del legislativo. Por eso, ni los partidos de la oposición ni las organizaciones internacionales darán validez a la consulta. El Gobierno, por su parte, presiona para conseguir que la participación no sea muy baja (una elevada abstención demostraría que los ciudadanos dan la espalda a la consulta) a través de todas sus armas: por ejemplo, amenazando a los empleados públicos y a los receptores de subsidios que no acudan a las urnas con retirarles sus ingresos mensuales.

Rechazo internacional

El Gobierno de Panamá ha advertido este sábado de que no reconocerá las elecciones convocadas por el Gobierno venezolano "sobre la base de los vicios que ya se identifican en dicho proceso". Panamá se suma así a Colombia, que ya ha anunciado que no reconocerá los resultados de este proceso convocado por prerrogativa del presidente venezolano, Nicolás Maduro, a pesar del rechazo y del llamamiento a la abstención de la oposición. Panamá, al igual que México y Colombia actuará en estrecha colaboración con las autoridades estadounidenses e "instará a la colaboración interinstitucional de autoridades respectivas para prevenir actos delictivos en el país", señala un comunicado de la Secretaría de Comunicación del Gobierno panameño.

Iberia ha cancelado el vuelo Madrid-Caracas-Madrid que tenía programado este domingo dadas "la delicada situación en Venezuela y las dificultades operacionales y de seguridad", según ha informado la aerolínea española en un comunicado. A los clientes afectados por esta cancelación se les ofrecerá "la mejor alternativa de viaje posible" en otras fechas, la posibilidad de reembolso del billete o la reubicación en otras compañías. A los pasajeros afectados se les mantiene, asimismo, el alojamiento en el hotel.

"La compañía tiene la mejor voluntad y disposición de retomar sus operaciones con Venezuela. Mientras tanto, su prioridad es preservar la seguridad de sus clientes, tripulaciones y de todos los empleados que atienden sus vuelos", sostienen desde Iberia. Los próximos vuelos de Iberia Madrid-Caracas-Madrid están previstos el miércoles 2 de agosto.

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