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José Antonio compró una casa por 180.000 euros y, cuatro años después, sigue sin poder vivir en ella por una okupa

La casa aún está en obras, pero la okupa la ha decorado y vive con su perro mientras el propietario asume todos los gastos desde 2020.

La casa aún está en obras, pero la okupa la ha decorado y vive con su perro mientras el propietario asume todos los gastos desde 2020.
Viviendas en construcción, foto de archivo de Europa Press. | Europa Press

Comprar una casa puede ser el sueño de muchas personas, pero para José Antonio, vecino de Santa Susanna (Maresme, Barcelona), se ha convertido en una auténtica pesadilla. Hace cuatro años adquirió una vivienda en construcción, y desde entonces, no ha podido vivir en ella. El motivo: la presencia de una mujer que ocupa ilegalmente la propiedad.

El propio afectado relató su historia en el programa Los Canarios de TVE, donde expuso la complicada situación que atraviesa: la vivienda fue comprada por su mujer junto a su expareja, y fue entonces cuando se enteraron de que estaba okupada.

El caso de José Antonio no es aislado. En el mercado inmobiliario existen propiedades que se ofrecen a precios más bajos precisamente porque están okupadas. Las inmobiliarias están obligadas a informar de esta circunstancia para que el comprador sea plenamente consciente de que el inmueble no está disponible para entrar a vivir de inmediato y que debe asumir el proceso legal para recuperar la posesión.

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Portal inmobiliario en el que aparece un anuncio de una vivienda ocupada ilegalmente.

Los costes añadidos

Sin embargo, el caso de José Antonio presenta una particularidad. Aunque sabía que la casa estaba okupada, no imaginó que el proceso judicial se alargaría tanto. "Han sido 4 años de proceso judicial", lamenta. El valor de la casa fue de 180.000 euros, pero a esa cifra hay que sumar todos los gastos adicionales.

Durante estos cuatro años, José Antonio no solo ha seguido pagando los gastos asociados a la casa okupada, sino que además ha tenido que alquilar un trastero para guardar los muebles de su antigua vivienda, que pensaba trasladar a la nueva. A todo eso se suma el coste del piso de alquiler en el que vive actualmente.

"Porque claro, tampoco podía venirme a vivir un tiempo a mi casa", comenta. La situación le ha supuesto un gran perjuicio económico y emocional: "La idea cuando compré la casa era que en poco tiempo podríamos hacer el traslado de muebles y, aunque no estuviera habitable el proyecto, dejarlos ahí", añade.

El estado de la casa

El estado del inmueble tampoco ayuda. La casa aún está en proceso de construcción, pero desde el exterior ya se puede observar que alguien la habita. Al otro lado del vallado, se ve un perro y diversos elementos decorativos que indican que la mujer que ocupa la casa ha hecho del lugar su residencia.

José Antonio resume su experiencia con amargura: : "Hemos estado pagando un alquiler extra con todo esto. La verdad es que pensaba que sería más corto todo, pero claro, son 4 años que aún no he podido ni siquiera acercarme a la valla."

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