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Sánchez dispara en 10.717 euros la deuda por persona de cada español

La deuda supera los 1,6 billones de euros y se aproxima a los 1,7 billones, situándose en julio en 1,680313 billones de euros.

La deuda supera los 1,6 billones de euros y se aproxima a los 1,7 billones, situándose en julio en 1,680313 billones de euros.
USA4887. NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS), 24/09/2025.- El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, participa en un evento titulado 'Democracia Siempre' este miércoles, en Nueva York (Estados Unidos). | EFE

Se han publicado los datos de deuda de las AAPP de julio de 2023, que confirman, un mes más, el aumento desmedido de gasto, déficit y deuda públicos, que repasamos aquí mes tras mes, pese al descenso mensual fruto del decalaje en la toma de financiación.

Los datos son los siguientes:

  • En julio, la deuda descendió en 10.524 millones de euros, pero simplemente por el diferente ritmo de refinanciaciones y amortizaciones, no porque la deuda haya disminuido, porque sigue habiendo déficit y, por tanto, pese a estas bajadas por ese decalaje que se da algunos meses, mantiene su tendencia ascendente, que así será mientras siga habiendo déficit.

  • El aumento de los ingresos derivado de la inflación mitiga el déficit y, con ello, la deuda en valores absolutos, pero, aun así, el déficit sigue teniendo gran fuerza porque se gasta casi todo el nuevo ingreso que se genera.

  • Es más, el cociente entre la deuda y el PIB sigue por encima del 100%, de manera que ni la recaudación excepcional consigue rebajar el cociente por debajo de dicho umbral.

  • La deuda puede rebajarse ficticiamente, pero sigue existiendo, sigue creciendo y sigue acumulándose como una losa para la economía española, tanto para devolverla como para pagar los intereses por la misma, que drenarán recursos a otros servicios esenciales.

Los datos son los siguientes:

  • En julio, la deuda bajó en 10.524 millones de euros, por el simple decalaje antes comentado entre amortizaciones y refinanciaciones, no porque se reduzca, y mantiene, así, su tendencia creciente, como ha hecho Sánchez durante todo su mandato.

  • La deuda supera los 1,6 billones de euros, aproximándose a los 1,7 billones, y se sitúa en julio en 1,680313 billones de euros, con un incremento de 522.976 millones de euros desde que gobierna Sánchez, según las notas iniciales de deuda de las AAPP emitidas por el Banco de España con carácter mensual.

  • De esta forma, la deuda sigue incrementándose en alrededor de 200 millones de euros al día (199,76 millones) -casi 1.500 millones a la semana, 6.000 millones al mes, 8,5 millones cada hora- desde que gobierna Sánchez.

  • O dicho de otra manera, Sánchez incrementa la deuda cada minuto en 138.723 euros.

  • Es decir, mientras un ciudadano hace una pausa de quince minutos para tomarse un café por la mañana, Sánchez habría incrementado la deuda en más de 2 millones de euros.

  • Y durante una jornada laboral completa, en la que un ciudadano habrá estado trabajando duramente ocho horas, generando actividad económica, empleo y pagando sus impuestos, Sánchez habrá aumentado la deuda en más de 65 millones de euros.

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Fuente: elaboración propia a partir de las notas mensuales iniciales de deuda de las AAPP publicadas por el Banco de España

  • El incremento del endeudamiento puede poner en peligro a la economía española, tanto por su capacidad para financiarla si el BCE deja de comprar deuda, como por la repercusión de sus intereses en el presupuesto, que mermará recursos para servicios esenciales y que, a su vez, incrementará el gasto.

  • Así, sobre la base de unos ingresos coyunturales, se ha ido asumiendo un incremento del gasto anual en el sector público, especialmente en el Gobierno de la Nación, que nos lleva a una situación de insostenibilidad: con una recaudación adicional de más de 30.000 millones en 2022, el déficit solo se redujo 2 décimas respecto al objetivo, que denota el importante incremento del gasto que se está produciendo (tres décimas si empleamos la revisión del PIB, pero no es comparable con la previsión inicial, realizada con un PIB estimado menor, al no haberse revisado entonces).

  • Además, la IGAE detectó un pequeño incremento del déficit posteriormente, que resta una décima. En 2023, el gasto siguió aumentando y si el déficit disminuyó se debió solo al incremento de ingresos por aumento de la inflación, al igual que en 2022. En 2024, el saldo se redujo también por incremento extraordinario del PIB en su revisión. El Gobierno también fía todo a los ingresos en 2025, ya que el gasto se encuentra disparado, como hemos podido ver con el techo de gasto no financiero que previó para 2025 (pese a no presentar, finalmente, PGE), donde el gasto cada vez se vuelve más estructural.

  • Si cumple el objetivo, será por el impulso inflacionista de la recaudación -el IRPF sigue aumentando su recaudación- y del PIB nominal, revisado de manera extraordinaria por el INE, incrementado en 35.000 millones gracias a dicha revisión, no por crecimiento sano ni por ajuste del gasto, que sigue creciendo.

  • Este endeudamiento se agravará, con un mayor crecimiento del gasto, que incrementará el gasto estructural y el déficit estructural, con presiones de gasto adicionales muy importantes, como el desequilibrio existente en la Seguridad Social, que, con la reforma del Gobierno, se desajusta todavía más al presionar fuertemente el gasto. Ahora, no se ve, pero el deterioro estructural que provoca este crecimiento insano y cortoplacista es muy intenso.

  • Adicionalmente, si se termina de aplicar el concierto catalán, la Administración General del Estado puede perder decenas de miles de millones de euros de ingresos, con el agravamiento de dicho déficit, al tiempo que tendría que cubrir los servicios esenciales de las CCAA receptoras de fondos ante la insolidaridad del cupo catalán, tal y como distintos organismos han publicado.

  • De esa manera, el déficit estructural español se sitúa alrededor de cuatro puntos porcentuales del PIB, elemento que señala un grave desequilibrio de la economía española. Este déficit estructural constituye la gran preocupación de la Comisión Europea.

  • La tendencia, así, sigue siendo alcista -y así seguirá mientras siga habiendo déficit, pues la deuda no es más que el sumatorio de los distintos saldos presupuestarios de cada ejercicio- con la aportación de inestabilidad a la economía que ello supone, como también ha sucedido en 2022, 2023 y 2024 pese al incremento extraordinario de recaudación motivada por la inflación, lo que sitúa el gran problema en la actualidad, donde la ralentización económica -más allá del impulso artificial del efecto base estadístico- será mayor y los ingresos podrán cubrir todavía peor los gastos. La propia AIReF ha advertido de la aceleración del gasto y ha pedido que se tomen medidas para corregirlo en unos 5.000 millones de euros.

  • La deuda, con esos 1,680 billones de euros, supone el 102,3% del PIB español según el Banco de España, pero solo por el efecto del incremento extraordinario del PIB en la revisión de 2021…

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  • …sin esa revisión, sería del 104,5% del PIB. Es decir, la revisión extraordinaria del PIB rebaja el cociente en casi 2,2 puntos, pero la deuda sube con fuerza en valores absolutos:
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  • En el agregado de los últimos cuatro meses, la deuda sobre el PIB asciende a 102,8%, una décima más que el porcentaje previsto.
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  • Aunque es obvio que el efecto del denominador derivado del crecimiento del PIB mitiga el cociente, como vemos, seguirá siendo muy elevado porcentualmente y, lo que es más preocupante, creciente en valores absolutos.

  • Todo ello, nos lleva a que desde que gobierna Sánchez la deuda se ha incrementado en 522.976 millones de euros. Durante el primer año, aumentó en 38.688 millones, y al cabo de seis años y medio de mandato el incremento es de 522.976 millones de euros, según las notas mensuales iniciales publicadas por el Banco de España sobre la deuda de las AAPP.

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  • Así, si durante el primer año creció la deuda por persona en 828,03 euros, en los más de siete años de mandato de Sánchez la deuda por persona ha aumentado en 10.717 euros (más de trece veces el incremento del primer año).
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  • O visto de otra manera: en el primer año, la deuda se incrementaba a un ritmo de 105,99 millones de euros al día. Ahora, tras casi siete años de Gobierno de Sánchez, la deuda crece 199,76 millones de euros cada día.
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  • De esa forma, seguimos con un incremento exponencial del gasto, siendo los últimos de la UE en recuperarnos, pese a la revisión extraordinaria al alza que ha realizado el INE y al impulso que, en los últimos siete años, el gasto público le ha dado al PIB, en un entorno económico complicado.

  • Esto impulsa el crecimiento a corto plazo, sobre unos cimientos muy débiles, que perjudican, además, a la estructura económica del medio y largo plazo, debido a la composición insana del crecimiento, donde crece el gasto público en detrimento de la inversión, que no crece como debería, aunque ahora el Gobierno la revise al alza en su cuadro macro y el INE en sus revisiones, produciéndose un efecto expulsión de la inversión privada por parte del gasto público, con un claro ejemplo en la inversión extranjera recibida.

  • Este empobrecimiento se plasma en el retroceso del PIB per cápita español al compararse con la media de la UE.

  • Los ciudadanos necesitan que el Gobierno les aligere de cargas, como, por ejemplo, la deflactación del IRPF y la bajada de impuestos, en lugar de endeudarlos más.

Es imprescindible, por tanto, reducir el gasto ineficiente, porque es el origen del problema y hace insostenible el mantenimiento de la estructura económica con semejante endeudamiento, incrementar la inversión tractora para el desarrollo económico y fomentar, especialmente, la inversión productiva privada, eliminando el efecto expulsión que supone el desmedido gasto público estéril, y devolver a los ciudadanos la recaudación extra que el Gobierno está consiguiendo gracias a la inflación, que asfixia a los españoles, les hace perder poder adquisitivo y les impide llegar a fin de mes, y poder competir, en el caso de las empresas, en los mercados.

Es decir, se necesita una política económica radicalmente distinta a la de Sánchez, que es confiscatoria e incrementalista de déficit y deuda, en suma, empobrecedora, como se ve con la pérdida de posiciones en la UE en PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo. Seguimos como todos los meses, desgraciadamente, con más gasto, más déficit, más deuda y más impuestos.

El Gobierno puede revisar el cuadro macro, festejar las revisiones del INE y alardear de la mejora crediticia de S&P, pero sabe que eso solo es a corto plazo y que la política económica actual está causando un grave daño a la estructura económica española, que tendrá que ser enderezada por el próximo Gobierno.

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