
El llamado "indicador Buffett", que relaciona el valor de todas las compañías cotizadas con el PIB de Estados Unidos, vuelve a encender las alarmas. La ratio se sitúa en el 217%, un nivel históricamente asociado a fases de exuberancia en Wall Street y que reabre el debate sobre si estamos ante una nueva normalidad en los mercados o frente a una burbuja de valoración.
En los mercados financieros abundan los indicadores de valoración, pero pocos han alcanzado tanta notoriedad como el llamado indicador Buffett. Se trata de una métrica sencilla que compara la capitalización bursátil total de un país —es decir, el valor de todas sus empresas cotizadas— con el Producto Interior Bruto (PIB).
Su interpretación resulta intuitiva: si el valor de las compañías cotizadas equivale a un porcentaje muy bajo del PIB, la bolsa estaría relativamente barata en relación con el tamaño de la economía. Si, en cambio, ese valor excede ampliamente el 100% del PIB, podría ser una señal de que los mercados están sobrevalorados.
Este enfoque ha sido defendido en múltiples ocasiones por Warren Buffett, quien lo definió como "el mejor barómetro único para valorar el mercado en su conjunto\".
A cierre del 30 de junio de 2025, la ratio alcanza el 217%, lo que supone estar un 69% por encima de su tendencia histórica de largo plazo, según datos de Current Market Valuation.
En términos prácticos, esto significa que el valor de las compañías cotizadas en Estados Unidos más que duplica el tamaño de la economía real del país, un umbral que históricamente ha estado asociado a fases de fuerte optimismo y riesgo de corrección posterior.
Pese a que el mayor peso de las tecnológicas, cuyos modelos de negocio globalizados multiplican su valor de mercado en relación con el PIB doméstico, y la internacionalización de las multinacionales estadounidenses, que obtienen gran parte de sus beneficios fuera del país, pueden distorsionar la comparación directa con el PIB, la magnitud actual no deja de ser llamativa. La última vez que el indicador alcanzó estos niveles fue en 2021, justo antes de una fase de corrección relevante en los mercados. Aunque no es un instrumento preciso para el timing de corto plazo, sí constituye una advertencia de que las valoraciones de Wall Street están en una zona de exuberancia difícil de sostener a largo plazo.
El debate abierto es si este nivel refleja realmente una nueva normalidad en la relación entre mercados financieros y economía —propiciada por la globalización y el auge de la economía digital— o si, por el contrario, estamos ante un síntoma clásico de burbuja que tarde o temprano requerirá un ajuste.
