
Una vez más, la carne y, por extensión, los ganaderos han salido muy mal parados en las conclusiones de un estudio sobre la dieta, la salud y la sostenibilidad. Nada más y nada menos que "alrededor de 15 millones de muertes podrían evitarse cada año y las emisiones agrícolas podrían reducirse en un 15% si las personas en todo el mundo adoptaran dietas más saludables y predominantemente basadas en plantas", asegura el último informe de la Comisión EAT-Lancet.
Esta comisión criticada por sus vínculos con la industria alimentaria vegetariana, trabaja con la idea de los "límites planetarios", que son una especie de umbral ecológico que la humanidad no debería sobrepasar para que la Tierra siga siendo un lugar habitable. De este modo, Johan Rockström, coautor del estudio, asegura que "si no abandonamos el camino insostenible de alimentación en el que estamos hoy, fracasaremos en la agenda climática. Fracasaremos en la agenda de biodiversidad. Fracasaremos en la seguridad alimentaria. Fracasaremos en tantos frentes..."
La "dieta planetaria"
Este grupo propone una dieta para la salud del planeta. Consistiría principalmente en granos, frutas, verduras, legumbres y frutos secos. El consumo de proteína animal y lácteos se reduciría a una pieza al día y la carne roja estaría limitada a una vez a la semana.
Los investigadores sostienen que esta combinación reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero, mejoraría la salud pública y aliviaría la presión sobre los ecosistemas. Por eso, el estudio insiste en que la dieta sólo se aplicaría a las personas que viven en los países desarrollados porque "contribuyen de manera desproporcionada al cambio climático y tienen más opciones sobre los alimentos que consumen".
La ganadería, otra vez en el punto de mira
El informe considera que nuestro sistema alimentario es "el mayor culpable de llevar la Tierra al borde de los umbrales para un planeta habitable". Y en ese contexto, la ganadería —especialmente la de vacuno y cordero— aparece como uno de los principales responsables de las emisiones de efecto invernadero.
Sin embargo, para muchas asociaciones de productores, este tipo de conclusiones pasan por alto los avances recientes del sector ganadero en materia de eficiencia, bienestar animal y gestión sostenible. Argumentan además que demonizar la carne puede tener efectos contraproducentes, tanto en la nutrición humana como en la economía rural, y reclaman un debate más equilibrado sobre cómo reducir emisiones sin arrasar con un sector esencial para millones de familias.


