
Muchas personas sueñan con dar la vuelta al mundo. Pues bien, entre abril de 2022 y diciembre de 2023 emprendí un viaje alrededor del planeta que me llevó por Asia, Estados Unidos y América Latina, además de 18 países europeos.
En este periplo, visité muchos países en varias ocasiones: en mis numerosos viajes a Estados Unidos recorrí Nueva York, Washington D.C., Boston, Miami, Las Vegas, West Palm Beach y Memphis. También viajé varias veces a Chile, Argentina, Paraguay, Polonia, Albania y Georgia.
Visité un total de 30 naciones en 2022 y 2023 con un propósito: aprender más sobre el estado de la libertad económica en cada país. La libertad política y la libertad económica son igualmente importantes, pero mi atención se centró en la libertad económica porque estoy convencido de que constituye el requisito más decisivo para combatir la pobreza.
Esto se aprecia claramente al comparar, por ejemplo, Nepal y Vietnam. Nepal está gobernado por un maoísta, mientras que Vietnam se declara socialista. Sin embargo, ambos países asiáticos no podrían ser más diferentes: desde que en los años ochenta Vietnam lanzó reformas de libre mercado, el espíritu emprendedor ha florecido, convirtiendo al país en uno de los más globalizados del mundo. En contraste, Nepal sigue aislado: Vietnam acoge a inversores de todo el planeta, mientras que Nepal trata de mantenerlos fuera.
Sí, Nepal ha avanzado en la lucha contra la pobreza, pero continúa siendo uno de los países más pobres del mundo. Vietnam, en cambio, ha logrado reducir drásticamente la pobreza: del 80 % en 1994 a apenas un 3 % en la actualidad. En mis visitas a Vietnam —la más reciente en diciembre de 2024— pude comprobar que nadie se incomoda al hablar de "beneficio", "emprendimiento", "libre comercio" o "inversores extranjeros". Todo lo contrario: la sociedad vietnamita abraza estas ideas.
En cada país hablé con empresarios, economistas, políticos y ciudadanos. Antes de viajar, además, me documenté sobre su historia y encargué encuestas de opinión para conocer la percepción pública de la economía de mercado y del capitalismo. En la mayoría de los casos, estos sondeos fueron realizados por el instituto londinense Ipsos MORI. En conjunto, se trató del estudio más amplio realizado hasta la fecha sobre actitudes hacia el capitalismo y la economía de mercado, y me permitió obtener una primera impresión del estado de la opinión pública en cada nación. He recogido estos resultados en mi libro Los orígenes de la pobreza y la riqueza (Editorial Avance, 2025).
Las conversaciones y observaciones personales, por un lado, y la investigación empírica, por otro, se complementan: en muchos casos entendí mejor los resultados de las encuestas después de visitar un país y hablar con su gente. A su vez, los datos de las encuestas me ayudaron a clasificar mejor las impresiones que recogí de las conversaciones.
Realizamos el sondeo en 35 países y comenzamos con seis preguntas para identificar qué características consideran esenciales en un "buen" sistema económico. De forma consciente evitamos la palabra "capitalismo", pues tiene connotaciones negativas en muchos lugares. Aun así, incluso sin usar ese término, la mayoría de la gente en los distintos países mostró escepticismo hacia la economía de mercado y un fuerte apoyo a la intervención estatal.
El país más favorable a la economía de mercado resultó ser Polonia. No es de extrañar: tras haber sido uno de los países más pobres de Europa, las reformas capitalistas iniciadas en 1990 mejoraron notablemente el nivel de vida, y Polonia se ha convertido en una de las economías con mayor crecimiento de las últimas décadas. He visitado Polonia al menos diez veces en los dos últimos años y siempre me ha impresionado la laboriosidad y el espíritu emprendedor de su gente.
Cuando se pregunta por la economía de mercado, los polacos muestran la valoración más positiva, seguidos por los estadounidenses y los checos, otro caso de éxito liberal. Corea del Sur tampoco sorprende: en los años sesenta estaba a la par con los países más pobres de África y hoy es una de las naciones más prósperas del mundo.
Algunos se sorprendieron al ver en los resultados un fuerte apoyo a la economía de mercado en Argentina: solo en cinco de los 35 países medidos fue mayor, mientras que en 29 fue menor. Los críticos cuestionaron los datos: —Argentina es un país peronista, todo el mundo lo sabe— decían. Sin embargo, nuestra encuesta reflejaba un cambio de sentimiento que más tarde se tradujo en la elección de Javier Milei como presidente.
En contraste, Chile, tradicionalmente considerado modelo capitalista, mostró escepticismo hacia el mercado y el capitalismo. ¿Un error? No: pocos meses después, el país eligió un presidente socialista. Lo mismo vimos en Suiza, uno de los países más capitalistas del planeta, pero donde, como reflejaba nuestra encuesta, crece el sentimiento anticapitalista.
En los 35 países preguntamos también con el término explícito "capitalismo". Solo seis resultaron claramente procapitalistas: Polonia, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, Nigeria y República Checa. Vietnam y Argentina también mostraron una aprobación destacada. El caso de Nigeria es llamativo: mientras en Europa occidental muchos asocian capitalismo con hambre y pobreza, la mayoría de los nigerianos lo ve como esperanza de alcanzar niveles de vida comparables a Europa o Estados Unidos.
Vietnam es otro ejemplo: allí el término "capitalismo" tiene una connotación positiva. Además, encargué un segundo sondeo, en 13 países, sobre la percepción de los ricos. En Alemania y Francia, donde predomina la envidia social, los ricos son vistos como chivos expiatorios. En Vietnam, Polonia o Corea del Sur, en cambio, se consideran modelos de referencia.
Los economistas suelen infravalorar la importancia de estos factores "blandos", pero en países donde se admira a los emprendedores y a los ricos, las condiciones para crecer son mucho mejores que en naciones como Alemania, donde vivo, donde capitalismo y emprendimiento son vistos con recelo.

