
Irlanda ha anunciado que el 1 de enero de 2026 pondrá en marcha su nuevo pilar de su sistema de pensiones basado en el modelo de capitalización individual. El mecanismo que 45 años atrás inauguró Chile bajo el liderazgo de José Piñera llega de esta forma a una de las economías más pujantes de la Unión Europea que, con esta reforma, se suma a la creciente lista de países que buscan reforzar la sostenibilidad de sus mecanismos de previsión para la jubilación a base de promover el ahorro privado.
Si Chile se convirtió en 1981 en el primer país del mundo en reemplazar casi totalmente su sistema de reparto por cuentas individuales de capitalización, aquel diseño ideado por José Piñera inspiró reformas posteriores en distintas economías desarrolladas y emergentes, desde Australia hasta Hong Kong pasando por Perú.
En el caso de Irlanda, la apuesta que ahora entra en vigor emula la fórmula sueca, que incorporó un pilar de capitalización en el año 1999. En sus veinte primeros años de funcionamiento, la rentabilidad de dicho esquema se ha situado en torno al 7,6% anual, validando el éxito del esquema chileno.
Países como Australia, donde el sistema de capitalización constituye el elemento central del modelo de pensiones, han visto cómo los ahorros de los trabajadores para la vejez se revalorizaban a una tasa anual media del 7,2%, con tasas del 8,8% en los fondos de perfil más escorado a la renta variable. Para Chile, la rentabilidad se ha situado en niveles igualmente altos y, solamente en los tres últimos años, el modelo de referencia (Fondo A) ha generado ganancias medias del 8,7% anual.
Ahora es Irlanda el país que complementa su sistema público incorporando un pilar obligatorio de ahorro individual, donde las aportaciones del trabajador, del empleador y del propio Estado contribuirán a que cada asalariado acumule recursos para financiar su futura jubilación, siendo dicho ahorro invertido y capitalizado a lo largo de su vida laboral.
El programa irlandés, bautizado como My Future Fund, entra en vigor el 1 de enero de 2026. Sus características principales son:
1. Inscripción automática.
Serán incluidos automáticamente todos los trabajadores que tengan entre 23 y 60 años, ganen al menos 20.000 euros anuales y no estén cotizando ya por su cuenta a ningún tipo de plan de pensiones privado. Quienes no cumplan estos criterios y requisitos también podrán unirse voluntariamente al modelo.
2. Cuentas individuales de ahorro, gestionadas por una autoridad independiente.
El nuevo organismo NAERSA (National Automatic Enrolment Retirement Savings Authority) administrará los fondos, bajo supervisión de la autoridad que controla los planes de pensiones convencionales.
3. Aportaciones tripartitas obligatorias.
Trabajador, empresa y Estado contribuirán con tipos crecientes durante la primera década. Entre 2026 y 2028, el trabajador hará una cotización del 1,5% de su salario, tasa idéntica a la aportada por la empresa, mientras que el Estado inyectará una cifra equivalente al 0,5% de la remuneración del asalariado en cuestión.
Estas tasas irán creciendo y, entre 2029 y 2031, serán del 3%, 3% y 1%, respectivamente.
Ya en el periodo de 2032 a 2034, la cotización alcanzará el 4,5% tanto para el trabajador como para la empresa, llegando al 1,5% en el caso del Estado.
Desde 2035 en adelante, las aportaciones serán del 6%, 6% y 2%. Las aportaciones del empleador y del Estado se calculan hasta el equivalente a un sueldo anual de 80.000 euros.
4. Portabilidad total.
Si el trabajador cambia de empleo, conserva el mismo fondo sin necesidad de trasladarlo o abrir uno nuevo. La titularidad de los recursos aportados es, por tanto, absoluta y puramente individual.
Actuar a tiempo
Irlanda, una de las economías más dinámicas de Europa, encara los mismos desafíos que el resto del continente: aumento de la esperanza de vida, baja natalidad y una presión creciente sobre el sistema público de pensiones. Sin embargo, lejos de seguir el camino de España y disparar el gasto por encima de los ingresos de la Seguridad Social, el Gobierno irlandés adopta una reforma de calado que introduce la capitalización como complemento al esquema de referencia, mejorando así las perspectivas de futuro de su sistema de jubilación.


