A las 14:00 horas, dos encapuchados entran en el bar Tigre de Madrid y disparan sin mediar palabra al camarero. El trabajador es un dominicano de 32 años que al verles se agacha y consigue que las balas no le alcancen. El pistolero parece no tener mucha experiencia y rápidamente emprende la huida. En la calle se encuentra con dos agentes de movilidad que no dudan en darle caza. "Hacemos un forcejeo y le reducimos", comenta uno de los agentes.
Ellos sin armas ni medios se jugaron la vida porque el autor llevaba una pistola. "Sabíamos que iba armado, así que cuando le teníamos las manos cogidas ya vimos la pistola en la mochila", nos cuenta el otro policía. Se trata de un menor de 17 años perteneciente a los Trinitarios. Su objetivo era matar al camarero, posiblemente miembro de la banda rival.