La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, lideraron el acto en el Bosque del Recuerdo del Parque del Retiro, colocando una corona de laurel junto a la placa que recuerda la tragedia.
El evento, que arrancó puntualmente a las 9:00 de la mañana con la solemne interpretación del Adagio para cuerdas de Samuel Barber, estuvo acompañado por los presidentes de las asociaciones de víctimas del terrorismo. Sin embargo, el acto estuvo marcado por la división política. Mientras que la mayoría de los asistentes pertenecían al Partido Popular, varios representantes de los partidos de izquierda optaron por participar en el homenaje en Atocha, el lugar donde se registraron las cuatro explosiones.
La presidenta Ayuso, en un gesto de respeto hacia las víctimas, optó por acudir más tarde al tercer escenario de los homenajes, un acto que nuevamente puso de manifiesto las divisiones en la política española. Por su parte, el alcalde Almeida participó en la ofrenda floral en Atocha, mientras que Ayuso se ausentó, una decisión que no pasó desapercibida para algunos sectores.
La jornada, de tono nostálgico y triste, reflejó nuevamente la falta de unidad para recordar a las víctimas del terrorismo, un día que, a pesar de las intenciones de rendir homenaje, dejó ver las profundas diferencias que aún existen en la memoria colectiva del 11-M. Desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), se reprochó la escasa representación institucional del PP en algunos actos, lo que intensificó la percepción de la división política en un día que debería haberse dedicado exclusivamente al recuerdo y al respeto hacia las víctimas.

