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Madrid

Así se reinventa el Zendal: laboratorio, SUMMA 112 y ELA con el foco en la rehabilitación neurológica

El hospital afronta su segunda etapa y transita hacia un modelo asistencial de daños neurológicos y medulares con un Centro de Neurorrehabilitación.

El hospital afronta su segunda etapa y transita hacia un modelo asistencial de daños neurológicos y medulares con un Centro de Neurorrehabilitación.
Una paciente en el CEADELA. | Comunidad de Madrid

Adaptarse no es solo una opción en el Hospital público de Emergencias Enfermera Isabel Zendal, sino parte de su ADN. Lo dicen quienes trabajan entre sus paredes y lo confirman sus espacios, capaces de transformarse según las necesidades del momento. Si bien fue concebido en plena pandemia como un bastión contra la crisis sanitaria del covid, su estructura modular permite que, cinco años después, convivan en un mismo recinto unidades muy dispares.

Repartidos entre sus tres pabellones, el hospital alberga hoy la base central del SUMMA 112, el Laboratorio Regional de Salud Pública y el Centro de Atención Diurna Especializado para Pacientes con ELA. En uno de sus pabellones, además, 300 camas de hospitalización, 12 de UCI y 48 de cuidados intermedios permanecen preparadas tal y como quedaron al cierre de sus puertas el 1 de abril de 2022.

El centro afronta en la actualidad una segunda etapa y transita hacia un nuevo modelo asistencial enfocado en la neurorrehabilitación, sin perder su fin último que se resume en ser un recurso de respuesta rápida ante emergencias y catástrofes.

Las nuevas vidas del Zendal

Desde abril de 2021, el hospital, ubicado en Valdebebas, alberga el Laboratorio Regional de Salud Pública de la Comunidad de Madrid. Nos reciben con batas blancas y nos explican que su labor no es asistencial, sino analítica y técnica al ofrecer apoyo directo a la Dirección General de Salud Pública en todo aquello que les soliciten. Desde esta base, los especialistas analizan microorganismos que requieren cultivos específicos, como el neumococo, del que el laboratorio es referente a nivel regional. "Identificamos el serotipo y, a partir de ahí, se desarrollan los programas de vacunación", explica María del Mar Carretero Gómez, directora del centro.

Aterrizaron aquí en plena pandemia y, desde entonces, el equipo ha crecido hasta alcanzar las 46 personas. El covid impulsó una ampliación significativa del espacio que, según sus responsables, ha permitido contar con "un laboratorio preparado para futuras emergencias sanitarias", aunque su directora confiesa que "se va a quedar pequeño enseguida". Ahora, con flujos de trabajo ya interiorizados, están desarrollando nuevos proyectos de salud pública, como estudios poblacionales sobre anticuerpos de COVID y VIH para evaluar el estado inmunitario de la población. Además, su labor abarca el control de enfermedades con riesgo de brotes, como el sarampión.

Desde el Zendal realizan también los análisis de calidad de los productos de consumo, como carne, leche y huevos, para detectar sustancias prohibidas con un nivel de precisión milimétrico. "Es un gran reto porque todos los laboratorios de la Unión Europea tenemos que trabajar de la misma manera", señala Carretero. Asimismo, examinan las aguas de las zonas de baño autorizadas para garantizar su seguridad. "Se analizan durante la temporada y antes de la temporada, aunque ahora con las lluvias e inundaciones seguramente nos mandarán otra vez a analizarlas", añade.

De cara al futuro, su directora sitúa el laboratorio a la altura de los principales centros europeos especializados en microbiología y biología molecular. "Tenemos todos los equipos que permiten hacerlo y tenemos la infraestructura que permite hacerlo cuando sea necesario y cuando nos lo requiera Salud Pública", destaca Carretero.

A finales de 2022, también se mudó al Zendal la base central del SUMMA 112. Con una media de 3.100 llamadas diarias, se enfrenta a un volumen de trabajo constante, que en épocas punta como la gripe o Filomena puede triplicarse. "Tenemos una capacidad para recepcionar llamadas importante", asegura Carmen Mendoza, subdirectora del centro.

La llegada del SUMMA al Zendal respondió a la necesidad de dotar al servicio de unas instalaciones más modernas y con más espacio. En esta base trabajan ahora más de 75 personas, entre operadores y sanitarios, que coordinan y gestionan las emergencias sanitarias e intervenciones extrahospitalarias en toda la región. Atienden casi en su totalidad llamadas sanitarias que son derivadas del propio 112 y, en algunos casos, del 061, un teléfono que se mantiene de cuando el Estado tenía la competencia sanitaria por una única razón: está en el recuerdo de la gente mayor.

El funcionamiento del centro se articula en torno a varias salas y equipos especializados, con una división clara de roles. Al recibir una llamada, el primer contacto se da con los operadores, quienes, aunque no son sanitarios, están capacitados para recoger los datos base que permiten priorizar la urgencia del caso. "Sin datos de ese lugar no vamos a llegar nunca", explica Mendoza, que pone de ejemplo datos como la afiliación, "porque con ella vamos a poder acceder al historial y ver patologías previas del paciente". Utilizando el sistema de árbol lógico —así lo llaman—, los operadores determinan mediante preguntas cerradas "no tanto el diagnóstico, sino cuánto hay que correr". Así, deciden qué es urgente, qué es emergente, qué es una urgencia demorable o qué no.

Una vez la llamada es filtrada, pasa a ser gestionada por los sanitarios —médicos y enfermeros—, quienes pueden ofrecer desde consejo médico hasta intervenciones más directas, como la coordinación de un traslado urgente o la movilización de recursos como ambulancias, helicópteros y equipos de intervención rápida. En situaciones críticas, como un infarto, un parto o un ictus, el sanitario se mantiene en contacto con el paciente en todo momento, guiándolo a través de procedimientos médicos hasta la llegada del recurso asistencial. Una vez ya están con el paciente, en caso de que la emergencia no quede resuelta en el lugar, "la llamada pasa al técnico sanitario, que es el técnico locutor, quien se encargará de hacer un seguimiento del traslado del paciente hasta el hospital", añade Mendoza.

A diferencia de otros servicios de emergencias como el SAMUR, el SUMMA no se limita a la capital, sino que abarca toda la Comunidad.

En la actualidad, a nivel hospitalario solo está en funcionamiento el Centro de Atención Diurna Especializado para Pacientes con ELA —CEADELA—. Desde su apertura en abril de 2024, más de 140 personas han pasado por sus instalaciones, que pueden dar cobertura a 60 beneficiarios al día de 8:00 a 21:00 horas de lunes a viernes y hasta las 15:00 horas los sábados.

Al salir del pabellón 2, que mantiene intacta su imagen, el contraste con la Unidad ELA es evidente: la luz, la calidez y el revestimiento de madera, elegido por los propios pacientes, diferencian el espacio. En los pasillos, algunos nos saludan mientras otros reciben atención médica, rehabilitación, fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional o apoyo psicológico. "El objetivo principal es cuidar, mejorar la función y la calidad de vida de los pacientes", señala Francisco Javier Martín-Sánchez, coordinador médico del hospital. La buena acogida del modelo ha impulsado su crecimiento y, desde febrero, el centro cuenta también con una Escuela de Cuidadores, donde profesionales sanitarios forman gratuitamente a familiares y cuidadores en el manejo de la enfermedad.

Desde la primera zona de la unidad, un espacio social donde los pacientes interactúan mientras reciben su valoración clínica, Martín-Sánchez asegura que "los pacientes están, vienen a hacer sus terapias y su parte social aquí porque han elegido el Hospital Enfermera Isabel Zendal". Para el médico, este entorno es una demostración de la capacidad que tiene el centro de adaptarse "en muy poquito tiempo a un espacio de hospitalización y atención sanitaria muy humanizada y adaptada a las necesidades individuales de cada paciente".

Un Zendal 3.0

Los nuevos usos, además, seguirán creciendo. En los próximos meses, este modelo se multiplicará por cuatro para atender a más pacientes que requieran rehabilitación neurológica. "Tenemos 20 camas en el Hospital de Santa Cristina con nuestros profesionales trabajando en el campo de la neurorrehabilitación y estamos trabajando el proceso sin tener la estructura, para que el profesional ya esté formado", recalca Martin-Sánchez.

En 2025, abrirá el Centro de Neurorrehabilitación Funcional para la recuperación de daños neurológicos y medulares en niños y adultos. En el pabellón 2, se construirán habitaciones individuales en las zonas de más luz para el ingreso de pacientes en neurorrehabilitación. "Podrán venir 20 personas pero podrían ampliarse a 40", responde el médico sobre el número que habrá.

Un año después, en 2026, el pabellón 3 del Zendal albergará también el Instituto Experimental de Neurotecnología de Salud del Cerebro, para la investigación de enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson, el Alzhéimer o la demencia. Una expansión, recuerda la directora de Enfermería del Zendal, Isabel García, que permitirá al hospital en todo momento "volverse a poner como estamos en este momento si fuera necesario".

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