Y no sólo por su incapacidad de renovación mostrando el síntoma de agotamiento decisivo ante su electorado y su militancia. Repeluco en Andalucía es equivalente al castizo repelús, que no es otra cosa que una repugnancia indefinible o miedo que inspira cierta cosa. Es el caso de los carteles electorales del PSOE en Sevilla y Cádiz, muy especialmente. En Sevilla, Alfonso Guerra comparte cabecera con José Antonio Viera, ambos protagonistas de escándalos sonados. En Cádiz, Manuel Chaves, pendiente del Supremo que hoy decide si debe ser sancionado o no por la Junta de Andalucía por el caso de su hija. De Iván, el comisionista, ni hablamos. El 3, o el 2, ya veremos, Francisco González Cabaña, ha sido el presidente de esa Diputación cuyos gastos injustificados van saliendo poco a poco y que tiene a su familia enredada en un asunto de facturas falsas. Repeluco.
El caso de Alfonso Guerra es conocido y singular. Lleva concurriendo a las elecciones generales como número 1 de su partido desde 1977, va a hacer 40 años. Durante largos años, martillo pilón de una derecha acomplejada y carente de pensamiento político concreto, descalificó a su gusto a todo el que se le puso a tiro, desde Adolfo Suárez ("tahur del Missisipi") a Soledad Becerril ("Carlos II disfrazado de Mariquita Pérez), pasando por el propio Zapatero, al que motejó como "Bambi", en malvada alusión que tuvo que rectificar enseguida añadiendo "de Hierro".
Como es sabido, tuvo que dimitir a consecuencia del escándalo sin precedentes de su hermano Juan y posteriormente, atrincherado en la Fundación Pablo Iglesias alimentada por el PSOE, ha sido incapaz de enfrentarse a las decisiones de Zapatero, muy especialmente en Estatuto de Cataluña al que se opuso el propio Felipe González.
José Antonio Viera, el número 2 de la lista, es nada menos que el Consejero de Empleo origen del escándalo de los ERE fraudulentos. Muchos de sus hombres y mujeres están imputados en la causa de la juez Alaya. Aunque no está formalmente imputado, nadie duda de su responsabilidad política en el diseño y puesta en marcha de los ERE que luego resultaron ser contaminados con "intrusos" y otras rarezas.
En Cádiz, Manuel Chaves, que nunca explicó los motivos de su marcha a Madrid, fuga le llaman algunos dentro de su partido, es el principal constructor del régimen socialista que sigue imperando en Andalucía tras 30 años de hegemonía ininterrumpida y una larga relación de casos de corrupción. A ello hay que unir una gestión que dejó a Andalucía en los últimos lugares de España y Europa en educación, renta, producto interior bruto, industria, etc.
Por si fuera poco, el caso de su hija Paula Chaves saltó a los periódicos cuando se supo que su padre le había regalado en calidad de ayuda a MATSA, empresa de la que Paula era y es apoderada, la cantidad de 10 millones de euros, un acto firmado por el consejo de gobierno del que ni siquiera tuvo a bien ausentarse Manuel Chaves aunque lo dice con claridad la Ley. El caso de su otro hijo, Iván Chaves, cogido con las manos en las masas de las comisiones - comisionista, se llama así mismo -, y sus relaciones con consejerías y departamentos de la Junta, fue otro escándalo mayúsculo.
De "Billy el Niño", Francisco González Cabañas, podría escribirse un libro entero, desde cómo metió a la esposa de Luis Pizarro en la Diputación de Cádiz como cargo de confianza anunciándolo en el Departamento de Compras a su mando en Cádiz que ha terminado como el rosario de la aurora. Pero sobre todos sus escándalos (quiso apropiarse del acontecimiento de Casas Viejas sin miramiento alguno con la historia), y por encima de que haya llamado "nazi" al PP, está el hecho de que dos hermanos suyos fueron investigados e imputados en un sumario por fraude y otros delitos.
Fue el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 4 de Cádiz, que remitió al Ministerio Fiscal el expediente de la primera fase de la instrucción del Procedimiento Abreviado 34/2004, en el que se vieron inmersos Manuela y Pedro González Cabaña, hermanos del ex presidente de la Diputación de Cádiz, secretario general del PSOE y alcalde de Benalup-Casas Viejas, municipio en el que se asienta la venta desde donde, al parecer, la organización había centralizado sus actividades "mercantiles".