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Fractura en la Casa Real

La declaración de Urdangarín en Palma es sólo el último episodio de una historia que ha fracturado a la Casa Real española.

Urdangarín ha llegado hoy a los juzgados de Palma a declarar sobre el caso Nóos, sumando un nuevo capítulo a una cadena de escándalos que han marcado los últimos meses de la Familia Real, provocando una profunda fractura que todavía está lejos de cerrarse.

Ya desde el comienzo, la Casa del Rey trató de dejar claro mediante comunicados a los periódicos de mayor tirada que fue Zarzuela quien cortó primeramente las actividades de Iñaki Urdangarín en el Instituto Nóos.

El mensaje navideño del Rey despertó por eso una especial expectación este año. Como era de esperar, el Rey aprovechó la  ocasión para enviar un mensaje indirecto a su yerno aludiendo a "la desconfianza que parece estar extendiéndose en la opinión pública sobre algunas de nuestras instituciones". Pidió "ejemplaridad, seriedad y rigor" y anunció que "cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley" porque "la justicia es igual para todos."

En la misma medida se volvió a manifestar el Rey en otro acto público durante el mes de febrero, la conmemoración del XX aniversario de los Colegios de Abogados de Europa. Allí destacó de nuevo que "todos los ciudadanos" debían disfrutar del derecho de defensa en cualquier Estado de Derecho, reclamando una especial protección para el mismo.

La Casa Real se vio obligada estas navidades, por primera vez, a desglosar públicamente sus gastos a cargo de las administraciones públicas, que tal y como se reveló, ascienden a 8,4 millones de euros. Así, la opinión pública española pudo saber que la asignación del Rey ascendía en total a 290.000 euros anuales, y las del príncipe, a exactamente la mitad. 

Se trata de dos episodios representativos de la reacción de la Corona española a la hora de desvincularse de las actividades del duque de Palma. Una reacción que comenzó mucho antes de que estallase el escándalo, y que se remonta a 2006, cuando el Parlamento Balear empezó a preguntar por los contratos que obtenía el duque. Ya entonces, Zarzuela incluso recomendó a éste que se buscase un trabajo fuera de España y abandonase el país.

Fue el propio príncipe de Asturias quien tomó la iniciativa y junto a su padre pidieron a Urdangarín que se marchara al extranjero. Desde 2009 los duques de Palma y sus cuatro hijos viven en Washington DC. Dejó el Instituto Nóos y pasó a trabajar en Telefónica Internacional. Precisamente Don Felipe fue quien tomó las riendas del escándalo al considerarse principal damnificado y víctima colateral del caso del duque de Palma.

Completamente sorprendido por el escándalo, el príncipe de Asturias no dejó de preguntar: "¿Pero ésto es verdad?". Estaba anonadado al conocer que el marido de su hermana había cobrado 300.000 euros por "mejorar" la imagen de la Sociedad General de Autores (SGAE). La cifra final fue muy superior: 750.000 euros.

El pasado 8 de noviembre, cuando se conoció la tesis del juez sobre el apoderamiento de fondos públicos mediante facturas falsas, fue cuando Don Felipe decidió capitanear la operación de desmarque de la Casa Real.

El Rey es consciente de ello y deja hacer a Don Felipe, pese a que aquel sigue teniendo la última palabra. Pero ambos convienen en que la trayectoria ética y legal de ambos no puede quedar manchada por un personaje que, en palabras de un significativo personaje de la Casa Real, "jamás tuvo clara la misión histórica y, menos aún, el sentido institucional de la Corona, en definitiva, de qué va esto". "Nunca se integró, siempre iba a lo suyo, además de ser un pelín estirado", asegura esa misma fuente.

La Familia Real daba pasos en su distanciamiento del esposo de la infanta Cristina. Así el nuevo jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, comunicó a los medios que Inaki Urdangarín era apartado de la agenda oficial de Zarzuela.

Pero la grieta que fractura Zarzuela no sólo separa al príncipe y al Rey del duque de Palma, sino que deja ver un desconchón entre padre e hijo y la Reina Sofía. Si no, no se entiende que después de que Don Felipe urdiera con la sintonía de Don Juan Carlos la salida del duque de Nóos y de España, Doña Sofía se deje fotografiar con el duque de Palma en Washington.

El pasado 7 de diciembre, la propia Casa Real emitía un comunicado en el que se decía que Su Majestad el Rey estudiaba "desde hacía tiempo" limitar los miembros de la Familia Real a los Reyes, las dos infantas (Cristina y Elena) y los príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia. Esto suponía, de facto, sacar a Urdangarín de la foto oficial de la Familia Real, siguiendo los pasos de Jaime de Marichalar, que fue eliminado de la foto después de separarse de Doña Elena. Dicho comunicado ocupó todas las portadas y fue incluso noticia de alcance internacional. Tal fue el revuelo mediático que se destapó que el mismo servicio de prensa de Zarzuela rectificó ese mismo día y respaldó al yerno bajo sospecha.

Rafael Spottorno anunció también que el yerno del Rey dejaría de asistir a los actos oficiales, según dijo, de "mutuo acuerdo" entre Su Majestad y el esposo de la infanta Cristina. Pero dado el cariz que están tomando los acontecimientos, todo hace presagiar que esta medida sólo servirá de cortafuegos temporal y Zarzuela estará obligada a ir más allá. El divorcio suegro-yerno parece más que certificado.

El divorcio

En caso de que Don Juan Carlos decida expulsarle definitivamente del seno de la Familia Real –harto probable si finalmente lo imputan y procesan por tráfico de influencias, desviación de fondos públicos o evasión fiscal–, Iñaki Urdangarín seguiría ostentando el título de duque de Palma y para perderlo tendría que divorciarse.

Por otro lado, es de suponer que Urdangarín pierda toda clase de privilegios, como los palcos en los estadios de fútbol, los vuelos VIP en Iberia siempre que quiere... y su ya maltrecho estatus social. También perdería los puestos que ocupa en importantes consejos de administración.

En las revistas del corazón se ha dado testimonio del deterioro físico del propio Urdangarín, que podría haber perdido una decena de kilos a lo largo de los últimos meses. Algo parecido le ha pasado a la infanta Cristina, cuyo aspecto físico se ha deteriorado notablemente. Las especulaciones sobre la separación entre ambos no han hecho más que crecer.

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