Empezó siendo uno de tantos plebeyismos que se enquistan en el habla culta. La cosa es circular. El vulgo recalca el adjetivo “propio”, porque seguramente lo ha oído en la prosa administrativa. El pleonasmo se utiliza para reforzar los argumentos. Cito un informe del cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid (La Razón, 14 de noviembre, 2000). Señala que la Ciudad de los Periodistas presenta deficiencias para sofocar los incendios. Y añade: “tanto por el propio diseño de las edificaciones como por la accesibilidad del propio entorno”. Dos “propios” perfectamente evitables. No hay declaración pública que no espolvoree algún “propio”.

Los extraños propios

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