Ibarretxe contará con los socialistas en su manifestación-reafirmación personal, como si aquellos hubieran olvidado en pocos días cómo argumentaron la moción de censura contra el lehendakari. Han triunfado las tesis del pasado (única doctrina: con el PP, no) y le han echado la mano que necesitaba mientras Nicolás Redondo se esconde y no aparece ni junto a sus compañeros para anunciar este lamentable acompañamiento. Tiene razón en avergonzarse.
¿Significa esta ceremonia del complejo que el PP se queda solo en su negativa a seguir obedientemente a Ibarrretxe? Afortunadamente no. La posición del PP es, precisamente, la de acompañar a las víctimas, a la mayoría de la ciudadanía y a la resistencia intelectual que se ha organizado en torno al Foro Ermua, al Foro Salvador y a otras asociaciones similares. Son quienes no tienen empacho en advertir que Ibarretxe comete un fraude impresentable no queriendo estar con las víctimas el pasado 23 de septiembre y organizando ahora su propia fiesta. Son quienes saben, porque leen los periódicos y viven en el País Vasco (¿donde están? ¿qué leen los socialistas?), que el PNV y su lehendakari mantienen una diferencia meramente estratégica con ETA y buscan el modo de volver a ensayar la "acumulación de fuerzas nacionalistas".
El PNV tiene gregarios, no hay duda. Pero el PP está bien acompañado.

¿Quién se queda solo?
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