Menú
Germán Yanke

¿Una trayectoria ejemplar?

Seguramente ganará Llamazares, que es el rostro joven de la vieja política de Izquierda Unida. Quizá se salve Frutos, que sería un rostro viejo -paradójicamente surgido de una habitación de hospital, tras el último infarto de Anguita- para la misma política de Izquierda Unida. En definitiva, ninguna esperanza.

Si la clave de IU es, como ha repetido hasta la saciedad Anguita, el programa, vamos listos. Pocos partidos de izquierda han sido tan incapaces de adaptarse a los cambios de este final de siglo. Cuando, despidiéndose a su modo, el todavía coordinador de IU defendía ante los medios de comunicación su gestión apuntando la aceptable navegación de la coalición tras la caida del murod e Berlin, mostraba claramente el universo ya desfasado en el que IU se mueve.

Hace falta una izquierda, se oye decir. Pero no, desde luego, la de IU, recelosa siempre de los valores culturales y políticos occidentales, apegada a otros como los de la Serbia de Milosevic, antieuropea si Europa va poco a poco significando libertad y mercado, intervencionista hasta decir basta. Hace falta un partido que quiebre el bipartidismo. Quizá, pero no esta Izquierda Unida que cree todavía, en contra de toda evidencia, que el Estado, sólo en el caso hipotético de que Iu gobierne, sabe lo que conviene a cada ciudadano y cómo imponerlo.

No es cierto, además, que IU pueda presentar en esta Asamblea una trayectoria de defensa de las libertades. No lo es en absoluto. Ni en las libertades cotidianas de la vida social, familiar y económica -para las que está anclada en el pasado-, ni para los derechos individuales. Su plamarés en el País Vasco, que es hoy la piedra de toque de las libertades en España, es vergonzoso: Pacto de Estella junto a los colaboradores de ETA, que sólo abandonaron por la presión de la opinión pública ante la acumulación de asesinatos. Y, además, un abandono timorato y falaz: siguen gobernando con EH en algún ayuntamiento, siguen defendiendo que se debe dialogar y pactar con los terroristas, siguen haciendo el caldo de cultivo a un nacionalismo que se ha caracterizado por defender el totalitarismo más lamentable.

Se opusieron a la corrupción, es verdad. Se enfrentaron al PSOE, también es verdad. Pero está visto que no lo hicieron por defender las libertades de los ciudadanos. Y, afortunadamente, el espacio político que conquistaron resultó ser un pasajero espejismo.

En Opinión