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William Ratliff

Bush, Powell y América Latina

Parece que América Latina va a tener una mayor importancia para el gobierno de George W. Bush. Y la trágica pesadilla colombiana hará que Washington tome más en serio los problemas hemisféricos.

Bush le dedicó todo un discurso a América Latina. Colin Powell, el nuevo secretario de Estado, no sólo tiene sus raíces en el Caribe sino que tiene bien definidos los intereses de Estados Unidos y la doctrina que lleva su nombre es contraria a la costumbre del gobierno saliente de ir poco a poco aumentando el financiamiento y la intensidad de las guerras. El nuevo secretario de Defensa, Donald Runsfeld, mantuvo durante su interpelación en el Senado que el consumo de drogas en Estados Unidos es “abrumadoramente un problema de demanda” y que tiene dudas sobre la utilización de las fuerzas armadas para combatir el narcotráfico. Y a Robert Zoellick, nuevo asesor comercial del presidente y miembro del gabinete, se le conoce por querer realmente fomentar el intercambio comercial, en lugar de sólo hablar de ello. Estas son algunas de las cosas que el nuevo gobierno debe hacer:

- Precisar tanto lo que es importante como lo que es posible con los recursos disponibles. Estar preparado a gastar los dólares y el capital político necesario para lograr lo que es importante. Reducir lo más posible las presiones internas sobre la política exterior y rechazar de plano quijoterías como la de “restaurar la democracia en Haití”.

- El enfoque principal debe ser la promoción del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una idea originada por el padre del presidente Bush en 1990. Uno de los primeros viajes al exterior del presidente será a Québec, a mediados de abril, para la Tercera Cumbre de las Américas. Luego de mucho ruido y poca acción en las dos primeras cumbres, es tiempo de avanzar rápidamente en la apertura comercial y en educar a la gente sobre sus inmensas ventajas. El primer paso es conseguir la aprobación de “la vía rápida” del Congreso para romper la inercia comercial que ha predominado en Washington y proceder a promover relaciones bilaterales con Chile.

- El asunto más urgente y delicado tiene que ver con la equivocada y fracasada guerra contra las drogas. El costo para América Latina ha sido la trágica destrucción de vidas, de la estructura social, de sus instituciones, de la esperanza y del respeto hacia Estados Unidos.

- Uno de los primeros dolores de cabeza del nuevo secretario de Estado será revaluar el paquete de ayuda principalmente militar a Colombia, el cual choca de frente con su propia doctrina de tener siempre un objetivo claro, la certeza de la victoria, una estrategia de salida, utilización de fuerza aplastante y apoyo popular. El Plan Colombia no reducirá el flujo de drogas a Estados Unidos, mientras que empantana a nuestro país en una guerra civil que lleva varias décadas y no se le ve fin. El Plan Colombia desplaza al narcotráfico y a su acompañante violencia hacia los países vecinos, a la vez que refuerza a militares que a menudo han sido enemigos de la democracia. Y a medida que se hace obvio su fracaso, el Plan Colombia provocará frustración en casa y caldeará los ánimos en contra de Estados Unidos.

Personalidades del calibre de George Shultz y Milton Friedman han declarado que “la guerra contra las drogas hace ahora más daño que el consumo mismo”. No podremos avanzar en esta lucha ni en el desarrollo de América Latina mientras sean tan inmensas las ganancias del narcotráfico y, por consiguiente, su amplia capacidad de corromper a funcionarios e instituciones. Un primer paso debe ser la eliminación inmediata de esa arrogante e hipócrita “certificación” de los países que consideramos están haciendo todo lo que pueden para combatir la adicción de los norteamericanos.

- Cooperar de cerca con Canadá y México, nuestros vecinos y más importantes socios comerciales. La elección de Vicente Fox en México es de gran ayuda, pero la gravedad de los asuntos por arreglar no debe ser minimizada. Debemos también acercarnos al Brasil, el cual se ha convertido en un competidor nuestro en América del Sur.

- Levantar el contraproducente embargo a Cuba, a la vez que reducir nuestra dependencia del petróleo venezolano por haber caído ese país en manos del sucesor antiyanqui de Fidel Catro, Hugo Chávez.

Hay dos maneras de tratar con América Latina. Una es la que suelen preferir los políticos: ignorar la región y confiar que los problemas desaparecerán por sí solos. Eso nunca sucede, por lo que la verdadera alternativa es tomar las decisiones necesarias y actuar creativa y constructivamente.

La toma de posesión del nuevo gobierno en Washington coincide con la expansión del papel jugado por Estados Unidos en Colombia, el cual es por ahora apoyado por Bush y Powell, sin cuestionarlo debidamente.

© AIPE

William Ratliff es académico del Hoover Institution de la Universidad de Stanford y coautor de “Law and Economics in Developing Countries” (Hoover, 2000).

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