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Maite Cunchillos

De Haika a ETA

Haika ya no podrá convocar conciertos multitudinarios. Tampoco tendrá autorización para manifestarse por las calles vascas o navarras. Los jóvenes de la kale borroka no podrán solicitar subvenciones públicas. Tampoco podrán convocar ruedas de prensa; si lo hacen, la Policía tendrá que actuar y detener a sus representantes. Éstas son básicamente las consecuencias prácticas del auto de Garzón.

En la Audiencia Nacional nadie duda de que Haika es un apéndice más de ETA. Lo piensan incluso los magistrados de la Sección cuarta de la Sala de lo Penal que han destacado últimamente por rectificar las actuaciones de su compañero Garzón. Estos jueces que no encontraban la relación directa entre XAKI y EKIN con ETA, ahora sí ven la conexión entre Haika y la organización terrorista: quien quema una sucursal bancaria o un autobús persigue los mismos fines que quien integra un comando terrorista. Ese joven que incendia el autobús no lo hace de forma espontánea, es parte de una organización jerárquica como es Haika; utiliza la violencia para conseguir sus objetivos. Se sirve de la clandestinidad para actuar. Ese joven, en muchas ocasiones, termina dando el salto a un comando de ETA.

Garzón en su auto se apoya en el último encarcelamiento de una joven de Haika, Amaia Arrieta, para explicar cómo se produce el salto a ETA. En el domicilio de Arrieta, la Policía encontró una carta de ETA destinada a una ex militante de Haika; en euskera y español la organización terrorista le dice lo siguiente: “No comentes ni consultes con nadie nada de esto, ya que es una carta que va dirigida a ti personal y exclusivamente. Cuando termines de leer este escrito quémalo inmediatamente”. La carta es una propuesta de integración en ETA. En el mismo sobre se incluía otro más pequeño en cuyo anverso se podía leer: “Si decides acudir a la cita, aquí la tienes; si no, quema este sobre sin leerlo”; y a su vez, este segundo sobre contenía una tarjeta que fijaba una localidad francesa, un lugar (la puerta de una iglesia), una fecha, una hora y una contraseña (llevar una lata de Coca-Cola en la mano). Era la cita de ETA con la joven de Haika.

El caso de Amaia Arrieta no es excepcional. El habitual salto de Jarrai a ETA incluso ha llegado a molestar a los protagonistas de la kale borroka. Garzón incluye en su auto el testimonio de un responsable de Jarrai que se queja por escrito a los dirigentes de la banda terrorista de que su militancia en Jarrai es utilizada como cantera de militantes de ETA; ingresan en comandos terroristas cuando aún militan en la organización juvenil, lo que a su juicio, dificulta enormemente su “función sectorial”.

Haika está integrada actualmente por unos 4.000 jóvenes, aunque su poder de convocatoria ha llegado a reunir a 20.000 simpatizantes.

Serán los votantes más incondicionales de EH el próximo domingo. Muchos de ellos ni siquiera podrán depositar su voto porque todavía no tienen 18 años. En algunos casos, son hijos de miembros de ETA. Y si los partidos políticos no lo remedian, estos jóvenes en el futuro también serán padres de terroristas.

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