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Arzallus, una vez más, ha vuelto a justificar el crimen, pero reprobando la elección de la víctima. Cuando ETA asesinó a un cocinero ya transmitió a los terrorista y, de paso, a la opinión pública, que "puestos a atentar" deberían "hacerlo contra el Poder". Se entiende que el Poder que no es él, aunque él sea mucho Poder. Ahora critica que se mate a un "empleado" que "no tiene arte ni parte en la prensa tendenciosa", con lo cual distingue entre los crímenes razonables, los de los periodistas "tendenciosos", y menos razonables, como el del director financiero de un periódico, que para un etarra no deja de ser una pieza más del mecanismo de libertad que quieren destruir. Es tal el odio de Arzallus por la libertad de expresión, es tan monstruoso su odio a la prensa vasca que no se le somete, que no vacila en hacer esos distingos dentro de la misma empresa. No en balde fue el propio Arzalllus el que hace muy pocos años encabezó una campaña contra la misma empresa editora de "El Diario Vasco", el Grupo Correo, pidiendo a sus afiliados y votantes que no compraran sus periódicos.

Hay que añadir al perfil criminalmente tendencioso de Arzallus que él manda en un periódico que compite, aunque deslealmente, con la Prensa "tendenciosa", que es su diario "Deia". Y ese periódico no es que sea tendencioso, es que, como todos los órganos de partido, es la tendencia, sin más. Pero eso le parece normal al mussolini vascongado. Lo que le molesta -y se le nota- es que maten a un cocinero y no a un ministro, a un ejecutivo y no a un columnista. Pero Arzallus se queja en vano. Ya le hacen caso a él. Ya siguen con la pistola los etarras su campaña de denuncia de los periodistas "enemigos del pueblo vasco". Sucede que no siempre les salen bien los atentados. A veces, fallan. Y es más fácil y cumple mejor el objetivo del terror matar a un empleado de la empresa "tendenciosa" que no a un director o a una firma célebre. Lo importante, con todo, es que Arzallus señala a la empresa. Sus socios de Estella, luego, hacen lo que pueden. Ya quisieron hace unos meses volar todo el periódico y Arzallus sigue atacando, injuriando, criminalizando, señalando el objetivo a los etarras, por si les hace alguna falta.

Por cierto, que con este sujeto, con este Arzallus, dicen los socialistas que hay que rehacer el Pacto por las libertades y contra el terrorismo. Mejor enterrar ese pacto que poner la zorra a guardar gallinas. Salvo que Caldera y Zapatero pretendan poner en marcha de nuevo el GAL, una peculiar forma de contacto "por debajo de la mesa" como las que sugiere el apologista de la "mesa irlandesa", que ya ha cambiado de fórmula para lograr "la verdadera paz" que anunció en la noche del 13 de Mayo. La única paz que realmente quiere Arzallus para los no nacionalistas es la de los cementerios. Se le nota demasiado.

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