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Maite Cunchillos

Sobra una toga

La segunda sesión de juicio no ha deparado sorpresas. Las defensas han planteado las razones por las que piden la nulidad de las actuaciones. Cerrando los ojos, escuchar al abogado de Barrionuevo nos retrotraía a1998, cuando se celebró en el Supremo el juicio por el secuestro de Marey.

Hoy, Jiménez de Parga ha solicitado el sobreseimiento de lo actuado, y para ello se ha servido de los mismos argumentos que esgrimió en aquel juicio; que fueron rechazados, primero, por el tribunal Supremo, y después, por el Constitucional. En esta ocasión, los abogados defensores, sobre todo Jiménez de Parga, han subido el tono de su discurso para denunciar ante el tribunal la campaña de acoso y derribo sufrida por sus clientes. Mientras las defensas interpretaban su papel, el fiscal apenas retiraba la vista de sus folios. En algunos momentos, Alejandro Luzón cambia sus papeles por un pequeño ordenador, es el único PC de la Sala, y Luzón es de los pocos fiscales que asiste a los juicios con ordenador. Las togas y la informática nunca han sido buenos amigos.

La buena marcha del juicio depende ahora de una cuestión que ha sido planteada hoy por el abogado de Julián Sancristóbal: ¿qué hace Emilio Rodríguez Menéndez como acusación popular en este juicio? La Sala debería actuar ahora, rechazando a una parte que no va a aportar nada positivo a este proceso. Está claro que Rodriguez Menéndez mantiene una estrecha relación de amistad con alguno de los acusados; muy pronto, este abogado y Rafael Vera se sentarán juntos en otro banquillo.

Curiosamente, Menéndez sólo acusa del uso irregular de fondos reservados a los enemigos de Vera, es decir, acusa a Sancristóbal y a Álvarez. Esperar que Rodríguez Menéndez vaya actuar con buena fe, es correr un riesgo innecesario en este juicio, donde ya hay una diligente actuación del fiscal. Además, en este proceso, ya existe otra acusación popular. El fiscal interrogará mejor que nadie a Sancristóbal y Álvarez. Luzón sabe poner colorado a un acusado; y para eso no necesita ni gritar, ni levantar la vista de su ordenador personal. Es el momento de evitar una mancha en este juicio.

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