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Lo de la identidad –tan traído y tan llevado, tan del gusto de los nacionalistas– es un concepto nazi. Identidad es un eufemismo de canon. La utilización del concepto nos pone en la pista segura del objetivo del PNV: un proyecto totalitario. El totalitarismo está en Batasuna, pero también en el PNV, no en su aceptación temporal de los ritos democráticos, que no se pone en duda, sino en su proyecto final. Porque la realidad previsible pertenece a ese mundo fenecido de los totalitarismos se abunda tanto en los eufemismos; una forma de ocultar el pensamiento y sus efectos perversos, exponiendo delante una cortina de humo con claves propias de iniciados.

La clave de la nación moderna es el Estado de Derecho. El punto fundamental de la democracia es el concepto de derecho personal. La identidad nos retrotrae a un mundo de colectivos, de abstracciones. A ese mundo en el que en nombre de conceptos vagos y genéricos se termina descoyuntando al hombre y la mujer concretos. Es ingeniería social pura y dura, de la peor especie.