Empieza a entenderse en toda su magnitud el calvario de Redondo Terreros hasta llegar a su dimisión. Aún no le han dicho adiós sus compañeros de fatigas al que en realidad no se ha ido sino que se queda, y ya empiezan los guiños obscenos, estilo Madrazo, al Gobierno de Ibarretxe. Los elorzas, es decir, los madrazos del PSE (nada de PSOE) que tanta prisa muestran en pactar con el PNV y volver a pastar en el Presupuesto deberían, sin embargo, facilitar la tarea a sus empleadores. Porque son muchos los presentados y no pueden ser tantos los contratados.
Se impone una cierta racionalidad para que las ganas de tocar poder no degeneren en estampida. Los más impacientes podrían pasearse por las cercanías del Gobierno Vitoriano con un letrerito colgado al cuello donde pueda leerse claramente “Se Vende”, y con el currículo a la espalda. Para los tímidos, bastaría un anuncio en el apartado “Ofrécese” y allí poner lo que sea : “Socialista vasco, ex-consejero de Títeres y Comedias Patrióticas, ofrécese para consejero o director general de lo que sea. Varios cursos casi terminados de Euskera. Voluntad plena de integración en un futuro donde los vascos decidan por sí mismos. Enemigo de pupitre de Nicolás Redondo.” El tiempo es oro. No hay tanto para repartir como parece.
La configuración de la Gestora muestra nítidamente la decisión de Zapatero y Blanco –en la línea de González y Cebrián- de arrojarse cuanto antes en brazos del PNV para, desde ahí, configurar “una alternativa”. No lo será al PNV, al que entran a servir. No lo será al PP, al que convierten en el único defensor de España y la legalidad constitucional. Pero quizás lo que sí puede acabar consiguiendo esta especie de conjura de los necios donde todos son listísimos es una alternativa a Zapatero. Porque si Redondo sale por la puerta –y por la Puerta Grande-, Zapatero puede salir por la ventana. Incluso por la alcantarilla.
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