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Federico Jiménez Losantos

Más que Madrid, preocupa la Sucesión

En los últimos tiempos, parece que el único ministro que se dedica a la política es el de Fomento. Por lo menos es el único que recuerda que el poder depende de los ciudadanos que votan, que con eso no se puede jugar y que, sin embargo, en el PP se está jugando. Lo de las encuestas de Madrid es terrorífico no porque se haya producido –errores hay y habrá siempre, como tontos y listos–, sino porque no se ha rectificado. Y es que el partido bajo la dirección de Arenas parece sonámbulo, más preocupado de salir en los medios que de preparar candidatos serios a la victoria. A cualquier victoria.

Siendo fuerte lo de Cascos contra Arenas por el esperpento de las encuestas madrileñas, hay seguramente un asunto más de fondo, que es el de la sucesión de Aznar. Arenas y otros han empezado ya a apostar claramente por Mayor Oreja, pero los liberales y fraguistas odian a los democristianos, así que aunque aceptarían a Mayor no quieren que sea el candidato de una plataforma de ese color. Las viejas rencillas de jóvenes liberales (Zaplana, Aragonés, Cortés) contra jóvenes democristianos (Arenas) se conservan intactas desde tiempos de UCD. Y el odio de los fraguistas a los democristianos (Alzaga, Wert, Tussellone, Arenas...) se mantiene íntegro desde las traiciones democristianas dentro de la coalición AP-PDP-UL, renovadas con la Operación Roca. O sea, que estamos ante una pelea de familias políticas que viene de los orígenes de la Transición y cuya lucha de fondo es por la sucesión de Aznar. Lo de Madrid es una anécdota, aunque muy seria y en la que Cascos tiene toda la razón. Pero es más importante la categoría. Atención, porque esa guerra apenas acaba de empezar.

Por cierto, que el fulminante de esta apertura de hostilidades han sido las declaraciones de Suárez a favor de Mayor... después de que Arenas colocara a su hijo de candidato. Y es que en la Derecha española se conocen todos. Demasiado.

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