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Es difícil valorar hasta cuándo va a mantenerse la ficción esa de “a título personal” bajo la que ahora se cobijan los presuntos terroristas de Batasuna. Tal y como, lamentablemente, funcionan las cosas en España habrá que esperar a que haya nuevas víctimas. Parece preciso cargarse de razón con víctimas inocentes para que se abra paso lo obvio. Y lo obvio es que el auto de Garzón indica de manera muy clara que Batasuna y Eta son lo mismo. El corolario lógico e inmediato es que los dirigentes de Batasuna lo son a su vez de Eta. Por ejemplo, que Arnaldo Otegi es militante de Eta. Esa evidencia tiene una consecuencia penal que se llama pertenencia a banda armada.

La situación actual se va a ir haciendo cada vez más chocante, porque resulta obvio que las sedes no delinquen, sino que son los lugares donde se reúnen personas para delinquir. Por eso hace bien el Parlamento navarro en empezar a plantearse las consecuencias políticas de la ilegalización. La situación actual es tan caótica que Ibarretxe gobierna gracias a la condescendencia de un partido ilegal.

A título personal se puede estar dentro de la Ley, pero no se puede delinquir impunemente a título personal.

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