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Oportunista, no dubitativo

Los mentirosos de Egunkaria acusaron de torturas a la Guardia Civil pero no presentaron denuncia alguna. Utilizan, como sabemos, el manual de la banda y, lejos de reclamar la legalidad constitucional, su trabajo es terminar con ella. Hace bien el Ministerio del Interior en querellarse contra los mentirosos del entramado etarra porque ya está bien, ciertamente, de que la iniquidad sea impune.

En el manual se dice que las falsas denuncias de tortura suelen contar con el apoyo de algunos periodistas, organizaciones variopintas y "con suerte algún partido oportunista y dubitativo". En este caso han tenido esa desgraciada suerte, pero los políticos implicados son más oportunistas que dubitativos. Anasagasti, cuando obedece, cuando quiere congraciarse con un partido radical que le desprecia, nunca duda: se hace más papista que el Papa, más insultante que Arzalluz. Maragall tampoco duda, debe resultar una práctica demasiado intelectual para su estilo.

Este domingo, arropado en Barcelona por un Zapatero tan embalado como atolondrado, ha tratado de explicar cuáles son, a su juicio, las alternativas contra el terrorismo: "Barcelona –como si la ciudad padeciera una suerte de encantamiento unívoco– ha dicho claramente más de una vez que no está en el contraterrorismo indiscriminado ni comparte los métodos ilegales en la lucha contra el terrorismo, sino que está por el diálogo". La pringamos. Vale que "Barcelona" y el propio Maragall estén contra las prácticas ilegales (lo que hubiera estado bien saberlo cuando los GAL campaban por aquí y allá), pero resulta pasmoso que ambos crean que la única alternativa es el "diálogo". Ya vemos que si Maragall tiene algún poder, habrá negociación con la banda y cesión política. Ya vemos que se ciscará de nuevo en la legalidad constitucional y en las libertades y derechos humanos.

¿Y Zapatero? ¿Cómo puede pasar por alto una y otra vez estas indignidades de su colega catalán? ¿Cómo puede hacer, en estas circunstancias, el elogio reiterado de Maragall, incluso relegando el que, en teoría, era el beneficiario del acto del domingo, en actual alcalde de Barcelona? ¿Está también de acuerdo con Odón Elorza? ¿Piensa lo mismo que sus compañeros de manifestaciones, Llamazares y Anasagasti? El oportunista es Maragall, el dubitativo no. El dubitativo es Zapatero.

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