Menú
Juan Carlos Girauta

Una culta patada en los genitales

 
Ese ataque íntimo que Almodóvar promete al PP, a sus seiscientos mil militantes y a sus diez millones de votantes, debería hacernos reflexionar. Ya sé que la reflexión no parece lo más apropiado ante una patada en los genitales. Lo suyo sería pararla y devolvérsela con doblete a los agresores, parias de la tierra que cobran centenares de veces más que usted, lector, y que yo, modesto columnista. A diferencia de nosotros, que sobrevivimos porque hay quien requiere nuestros servicios, la mayoría de ellos serían inviables sin subvenciones. Los demás, a aguantarse y a pagar. El privilegio se explica porque los que están a punto de patearnos desde la cultura, contribuyen decisivamente a la civilización. Nosotros, no. Ni con bufetes de abogados, ni con bares, ni con ferreterías, ni con nada. Ni siquiera con libros, que no son cultura.
 
La mayoría de obras que dirigen e interpretan los antibelicistas que acaban de denunciar a Aznar en la Haya pintándolo como un comeniños, son el resultado de una peculiar suma. Se escoge el guión de un analfabeto funcional cargado de prejuicios e incapaz de construir un personaje y contar una historia suspendiendo la incredulidad (aquí ellos no me siguen porque no han leído a Coleridge y se creen que Borges es una marca de aceite). Se pone un director que ni siquiera sería recibido por la secretaria del ayudante del adjunto del gerente interino de una productora de verdad, americana (de las que esperan que la gente vaya a ver sus películas voluntariamente). En el reparto, unos cuantos abajofirmantes profesionales (salvo que se trate de condenar a la ETA), para que sobreactúen, blasfemen, jadeen y, a poder ser, defequen. Como título, un solecismo y... ¡zas! ¡subvención! No habría ningún problema con sus bodrios si no mediara el sablazo y no se subieran al atalaya de la ética cada dos por tres.
 
Los diecisiete millones de trabajadores de la próspera España de principios del siglo XXI, sin aspavientos, se comportan a diario con más ética que los opulentos perdonavidas que en rueda de prensa han entrado en campaña, han denunciado al presidente del gobierno en campaña y van a difundir propaganda electoral en campaña. Lo ve hasta TV3, que no emitirá su mensaje político antes del 14 M.
 
Almodóvar ha descrito exactamente el sentido podogenital de todo esto, no hay que llamarse a engaño. Y ahora que ya hemos reflexionado, ¿qué mejor que devolverles la patada en la entrepierna que más les duele (supongo), y dejamos de una vez, de verdad, sus salas vacías? A ver si así los buenos profesionales del sector les ponen las pilas a estos altaneros succionadores del erario, endiosados, parásitos y exhibicionistas. Lo digo sin acritud, como decía el otro.

En España

    0
    comentarios