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Juan Carlos Girauta

Los fuera de la ley

Sólo conocen la imposición por la fuerza de sus intereses. La vía de hecho. La era dorada de los fuera de la ley no ha hecho más que empezar en España. Son las ventajas del Zapaterismo.

Dicho simple y llanamente, el aeropuerto de El Prat es una porquerí­a. Hace años que los barceloneses lo sabemos y miramos con asombro envidioso y provinciano las instalaciones de Barajas. Ahora, por si no hubiera bastante con aguantar tal teatro de la pretenciosidad posmoderna, tal festival de la confusión y las malas maneras, las consecuencias –tóxicas– del mercado cautivo y los atropellos de toda clase, unos maleantes que se dicen trabajadores de Iberia han secuestrado a miles de ciudadanos. Aunque la responsabilidad máxima del secuestro (que ha dado sus frutos, pues los malhechores han conseguido que se les prolongue siete años su infeliz contrato) es de la ministra de Fomento. De fomento de los secuestros.

Aprovechando el caos y la general indignación del momento, los nacionalistas catalanes –es decir, la clase política local– reivindican el inmediato cambio de titularidad. Es el cuento chino de siempre: las autonomías, por definición, controlan mejor, gestionan mejor, defienden mejor nuestros derechos. Hay un ejército de crédulos y pusilánimes que gracias a esa monserga han favorecido el vaciado competencial del Estado. Contra lo que ellos creen, el vaciado competencial de una instancia no redunda en el crecimiento proporcional de las instancias que vienen a sustituirla sino en un crecimiento mucho mayor. A más aparatos burocráticos, más extensión de lo público sobre lo privado. A más administraciones, más intervencionismo. Pero la prestación básica que esperamos los administrados, que es la defensa de nuestra seguridad y de nuestros derechos, sigue sin cubrirse a pesar de la hipertrofia administrativa.

Debe ser el reflejo de haber sido una empresa pública lo que lleva a tantos trabajadores de Iberia a pisotear los derechos ajenos sin remordimientos. Ninguna de las reclamaciones que he presentado en Iberia en toda mi vida, ninguna de las que ha presentado nadie que yo conozca, ha llegado a nada. Se pierden siempre en el Castillo de Kafka. Su personal administrativo nos desprecia, se dirige a nosotros de forma impertinente; sus pilotos se creen que son la elite del país; su personal de tierra no tiene problema en montar una huelga salvaje, reventar las vacaciones de decenas de miles de personas, ocasionarle pérdidas astronómicas a la economía y poner en peligro la seguridad en las pistas.

Sólo conocen la imposición por la fuerza de sus intereses. La vía de hecho. La era dorada de los fuera de la ley no ha hecho más que empezar en España. Son las ventajas del Zapaterismo. Hoy se imponen unos abertzales de izquierdas (ejem), mañana un colectivo criado a las ubres del Estado. Ya se sabe.

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