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Serafín Fanjul

Aznar y los árabes

Aznar ejerció de portavoz de muchos españoles, de muchos cristianos, con o sin voz pública: estamos hartos de ofensas, agresiones y asesinatos.

Se repite la escena: el anterior presidente del gobierno hace en Estados Unidos un comentario incidental y no poco retórico sobre la invasión musulmana de nuestro país en el año 711 y una cuadrilla de intelectuales e historiadores de altura se lanza sobre él acusándole de todo, desde belicista a ignorante, pasando por inoportuno. Que personajes de la talla de Llamazares (me refiero a la política), López Garrido, Saura o un andaluz llamado Pizarro, aprovechen la ocasión para chupar cámara y micrófono a rebufo de Aznar sólo confirma la endeblez de sus propios programas, propuestas y principios, dada esta disposición automática a contestar cualquier observación del contrario. Como ocurre que un servidor ha utilizado en ocasiones –y sospecho que por los mismos motivos y circunstancias– ideas semejantes a las expresadas por Aznar en este terreno, consideramos necesario hacer algunas aclaraciones. Y no creo que nos hayamos copiado recíprocamente. Pues la evidencia es tan grande que resulta normal arribar a conclusiones similares: el islamismo intransigente y agresivo que está amenazando al planeta induce a recordar, por justicia distributiva, que responsabilidades históricas cargan todas las comunidades humanas, pero unos las asumimos y otros ni por pienso. En ese sentido parece que hay que entender –y nada más– a José María Aznar, aunque la recua de políticos más arriba citados no lo comprendan, o finjan no comprenderlo.

Antes de nada, es preciso establecer el escenario, los entresijos de la tramoya y los distintos decorados que componen el panorama. A nuestro juicio, atacan a Aznar por seguir siendo la principal figura de la derecha española y, por tanto, su adversario más peligroso; por haber pasado ocho años en el poder sin que puedan exhumarle ningún pufo de estilo socialista; por haber arrinconado política y operativamente a la ETA; por haber conseguido para España un puesto de relevancia internacional de que carecía desde Carlos III; y por haber saneado la economía nacional que ellos habían arruinado. Sin embargo, la mayor culpa, la imperdonable, fue renunciar voluntariamente, cuando estaba en la cresta de la ola y nadie se imaginaba un 11-M, a presentarse a un tercer mandato, intentando así establecer una sanísima costumbre ininteligible para González y exótica para Rodríguez que, si puede, morirá de presidente del gobierno (mejor, de la IIIª Minirrepública), viejecito y tras serle administrados todos los viáticos, óleos y extramaunciones (laicos, por supuesto). No estamos haciendo el panegírico de Aznar sino enumerar hechos innegables; en su momento, discrepamos de algunas de sus medidas de gobierno, iniciativa suya o de sus asesores y ministros, aunque ahora a nada conducen lamentos si alguna de esas disposiciones ha venido de maravilla a quienes le sustituyeron en Moncloa y otras fueron de inmediato derogadas.

Pero ¿qué dijo Aznar sobre los árabes? Algo evidente: que los musulmanes invadieron nuestro país en el siglo VIII y que nunca han manifestado la menor contrición, extremos ambos fuera de duda. Entonces ¿ a qué viene tanto revuelo? En el caso de los "rojos", más bien rositas vocingleras, como Llamazares o Saura, tal vez piensan que dorar la píldora a los inmigrantes muslimes convertirá a éstos en la tropa de infantería proletaria de que carecen; o, a tenor de su nivel cultural, están persuadidos de que el "Otro" siempre tiene razón (nosotros nunca), por lo cual debemos desarmarnos en todos los sentidos, escupir sobre nuestros antepasados y erigir cursilísimos altares de incienso a los de los moros, culpables –al menos– de barbaridades tan bárbaras como las perpetradas por los nuestros. Todo un modelo de esquizofrenia, alienación y cobardía.

Respecto a los socialistas valen también las dos razones anteriores, con el añadido de formar parte de un aparato burocrático que se ve en la obligación de agredir permanentemente a los contrarios porque les va en el sueldo: muy recomendables y sabrosas las recientes declaraciones de Julio Anguita a El Mundo sobre López Garrido. En cuanto al otro, el andaluz Pizarro, cabe resaltar que los socialistas en Andalucía están promoviendo desde hace años un arabismo de guardarropía para segar la hierba bajo los pies del Partido Andalucista apropiándose de sus fantasías, por inconsistentes y falsificadas que sean, y esta manipulación cultural choca de frente con las observaciones de Aznar. El aguafiestas les rompe el juguete, vaya. Que Andalucía tiene muy poquito de árabe es algo claro para cualquiera que estudie el fenómeno, tanto como la comprobación de que las muy chiquitas reminiscencias morunas van mermando progresivamente y sin tregua con el transcurso del tiempo. Hasta la irrupción de los moros inmigrantes que, obviamente, no representan a nuestra cultura ni forman parte de la evolución de nuestra sociedad. Que el Pizarro et alii aludan al "mestizaje" sólo prueba lo ayunos que andan de historia de su país y el desparpajo con que manejan los presupuestos (que yo también subvenciono) para financiar mamarrachadas.

Por lo demás, Aznar ejerció de portavoz de muchos españoles, de muchos cristianos, con o sin voz pública: estamos hartos de ofensas, agresiones y asesinatos de parte de una gente que, no contenta con arropar a los criminales de su bando (ahora mismo, no en la Edad Media), por añadidura y gracias a la cancha que les regalan nuestras instituciones y a la memez de los progres, se adornan dándonos lecciones de democracia y recriminándonos (a veces a tiros, como a la monja asesinada en Somalia) por un dibujo o unas palabras. Ellos.

Nota bene: El asesinato de la monja italiana en Somalia, para la TVE socialista, es "un crimen no aclarado". Bingo. Con lo cual parece sugerirse que la pobre mujer, que dedicó su vida a cuidar enfermos y niños, murió en la vorágine de un crimen pasional, por meter la mano en la caja registradora como si fuese Roldán o víctima de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes. ¿Hay quien dé más Alianza de Civilizaciones?

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