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Fundación Heritage

El baile de Estados Unidos con Latinoamérica

Los tratados de libre comercio, que la Administración Bush ha impulsado con diligencia, ayudarán al aumento de la prosperidad.

Helle Dale

"Demasiado poco y demasiado tarde" es el mantra que los expertos en política exterior han repetido hasta la saciedad con motivo de la visita del presidente Bush a Latinoamérica. Fareed Zakaria publicó una columna bastante típica en el Washington Post: "El presidente Bush ha hecho lo correcto yendo a Latinoamérica... Pero el nuevo enfoque de Bush para la región no servirá de mucho. Es demasiado poco y llega demasiado tarde."

En Brasil, a Bush le dieron la bienvenida, por así decir, manifestantes que lo acusaban de ser "el enemigo número 1 de la humanidad". Y claro, a Bush, el líder del mundo libre, le siguieron el rastro las bufonadas demenciales del hombre fuerte de Venezuela, Hugo Chávez, que ha estado dirigiendo a las masas al grito de "Oh, ho, ho, gringo go home" y mofándose de Bush tratándolo de cadáver político.

No es de extrañar que el presidente, en un momento de exasperación, dijese: "No creo que se esté reconociendo lo suficiente el esfuerzo de Estados Unidos por intentar ayudar a mejorar la vida de la gente. El objeto de mi viaje es explicar de la forma más clara que pueda que nuestro país es generoso y sensible". En las ondas radiofónicas, eso se ha traducido en si los latinoamericanos deberían ser más agradecidos con Estados Unidos.

Hay un mar de diferencia entre reconocimiento (o siquiera conocimiento) de lo que Estados Unidos hace por Latinoamérica en términos de ayuda exterior, iniciativas de lucha contra el narcotráfico, remesas de dinero de trabajadores extranjeros en Estados Unidos, libre comercio, etc. y la gratitud. Cuando se trata de política exterior e intereses nacionales, la gratitud no abre las puertas.

Dicho esto, también es importante mirar el verdadero historial de la Administración Bush en Latinoamérica, que está lejos de ser insignificante. Está lejos de ser un historial de dejadez. En realidad, son los medios de comunicación, que no han dado a conocerlo, los que podrían ser acusados de ello.

Antes que nada, hay que recordar que Bush empezó su presidencia con un viaje a México para una cumbre con el entonces presidente mexicano Vicente Fox (para gran disgusto de los europeos que pensaban que eran más importantes). A esto le siguieron otros seis viajes más a la región y ahora el tour de Bush durante una semana cubriendo cinco países, Brasil, Colombia, Uruguay, Guatemala y México. Eso se traduce en ocho visitas en seis años, más que ningún otro presidente.

Después está el mito sobre los hechos. No es verdad, como establecería uno de los mitos, que Bush esté evitando eventos públicos por miedo a los manifestantes. En su actual gira, Bush ha estado en el corazón de los centros más populosos de la región tanto en Brasil como en Colombia y México.

Por último está el asunto de la ayuda. En términos de cifras de ayuda exterior a Latinoamérica, se ha duplicado durante los dos mandatos de Bush, de 800 millones a 1.600 millones de dólares en la actualidad. Esto incluye donaciones de Millennium Challenge Corporation, que vincula el dinero de las ayudas a buenas prácticas de gobierno.

En Haití, Estados Unidos está ayudando en la lucha contra el SIDA y la Administración Bush ha solicitado casi el doble de fondos para este propósito, pasando de 47 millones en 2006 a 85 millones para 2008.

En Colombia, Estados Unidos ha sido un fiel defensor del Plan Colombia del presidente Uribe, que combate el narcoterrorismo y a las guerrillas marxistas, causantes del enorme trauma y la agitación con la que vive el país. Colombia es el principal productor de cocaína del mundo y desde el año 2000, Estados Unidos ha gastado más de 4.000 millones de dólares en ayudar a Colombia a luchar contra esta plaga. La Casa Blanca ha solicitado 3.090 millones de dólares en ayuda para Colombia para los próximos 7 años.

Los envíos de dinero de los latinoamericanos que viven y trabajan en Estados Unidos son una fuente vital de ingresos para muchas de las economías al sur de la frontera estadounidense. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, de los 60.000 millones de dólares que entran en la región gracias a esos envíos, 45.000 millones de dólares provienen de Estados Unidos.

Y, por supuesto, los tratados de libre comercio, que la Administración Bush ha impulsado con diligencia, ayudarán al aumento de la prosperidad. Desde la puesta en marcha del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), la economía mexicana ha crecido más de un 30%. Y cabe esperar beneficios similares con el CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana) que vincula las economías de Centroamérica y Estados Unidos. En la actualidad, Bush está impulsando tres nuevos acuerdos de libre comercio con Colombia, Perú y Panamá.

Con esto no pretendo presentar una imagen edulcorada de las relaciones norte-sur, que ciertamente son tensas por lo general, algunas veces más que otras. Sin embargo, hay que decir que el sesgo negativo en ocasiones cobra vida propia, especialmente con un presidente en su segundo mandato cuyos niveles de aprobación languidecen.

Desde luego, es pertinente una toma de conciencia y Bush se merece el reconocimiento por atreverse a establecer vínculos.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dalees directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de laFundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en elWall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional enCNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

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