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Martín Higueras

Una carrera particular de principio a fin

Alonso debe olvidar Montreal, tomarlo como un mal día y pasar página. No queda otra.

No hay duda de que la mejor noticia de este alocado GP de Canadá es la buena situación médica del polaco Robert Kubica tras un accidente espeluznante que en sus primeros segundos nos hizo recordar otros como los de Ratzenberger o Senna en Imola 94. Pero no, el polaco sufrió un gran susto y aunque probablemente no esté en el próxima carrera de Indianápolis –nunca se sabe porque estos son duros–, estará listo pronto para regalarnos sus acostumbradas buenas actuaciones.
 
El que sí tuvo un desempeño sobresaliente es Lewis Hamilton. De punta a punta y sin muchos sobresaltos con un extra de suerte que siempre es importante, sobre todo para evitar ser perjudicado por el safety car. Un triunfo que además da pie a muchos para mantener una polémica que seguro nadie en McLaren ha buscado y que sólo se ha generado desde la prensa, tanto británica como española. Cada uno persigue el éxito de los suyos y siempre ha sido así, pero el error es criticar a unos –como ha aparecido en una columna este lunes– cuando otros hacen lo mismo. Pero no vale la pena seguir alimentando esta situación porque los que criticaron en su momento la relación Schumacher-Barrichello, son los que ahora desean desesperadamente algo parecido en McLaren. Se equivocan porque Ron Dennis no es de "esos".
 
Es verdad que Alonso ha tenido mala suerte en Montreal, en especial en el momento de entrar a boxes. Esto de ninguna manera le quita mérito a la perfecta victoria de Hamilton. Pero ya desde el principio se notaba a un Alonso extraño, cometiendo errores a los que no estamos acostumbrados, atragantándose en la primera curva. Su ataque tras la partida era esperado pero se encontró con Hamilton y Heidfeld que también partieron rápido y pese a salirse de pista logró mantener su MP4 en carrera y evitar cualquier toque con otros monoplazas. Lo que siguió fue una serie de acontecimientos que no le permitieron mejorar su puesto, todo por el contrario. Safety car, stop and go, salidas de pista, errores propios y para terminar una degradación excesiva de sus neumáticos blandos. Todo contribuyó para que no pasara del séptimo lugar que dadas las circunstancias no es tan malo considerando que al menos pesca dos puntos que al final podrían ser cruciales.
 
La aplicación de las nuevas reglas pueden ser cuestionables pero existen para todos. En Canadá hemos visto casi todas ellas, sobre todo la de la prohibición de entrar a boxes en las dos primeras vueltas del safety car que perjudicó a algunos pilotos, en especial a Alonso y Rosberg. Pero nada de eso estaba, obviamente, premeditado, pese a lo que algunos nos quieren transmitir. Los más afectados, aunque por errores suyos, fueron a la postre Massa y Fisichella, aunque esta regla (la del semáforo en rojo) ya existía con anterioridad y el propio Montoya también lo sufrió en 2005 en el mismo circuito Gilles Villeneuve.

Lo que no puede entenderse es el afán de algún comentarista televisivo de hacer creer que todo va en contra de Alonso. Esto pasó también en la tercera salida del coche de seguridad por el accidente de Albers que dejó piezas esparcidas por el asfalto. ¿Qué salió tarde el safety? Claro, pero no por eso el español erró la curva anterior. Felizmente su compañero de transmisión así se lo hizo saber, cosa que siempre es de agradecer. Hay que intentar leer la carrera de la mejor manera posible y aunque las preferencias son a veces inevitables de exhibir, lo mejor para los televidentes es saber lo que realmente ha sucedido.
 
No hay motivo para la preocupación. La opciones de Alonso para lograr el campeonato siguen intactas y ahora mismo sigue siendo el máximo favorito, tanto porque se mantiene como el mejor piloto de la parrilla como por la incapacidad de Ferrari de convertirse en una amenaza real para el asturiano y en general para McLaren (tienen el campeonato de constructores en la mano). La scuderia –que parece haber digerido muy mal el adiós de Schumacher y Ross Brawn en una misma temporada– ha fracasado por segunda vez consecutiva en un lugar donde últimamente había ido bastante bien. Pero el español no puede dormirse porque Hamilton aprieta. Por eso, el próximo Gran Premio de Estados Unidos es clave para regresar a Europa en una posición adecuada para recuperar el liderato. Es probable que no lo logre en el mítico Indianápolis a menos que su compañero abandone, cosa casi imposible visto la gran regularidad que ha demostrado hasta ahora. Alonso debe olvidar Montreal, tomarlo sencillamente como un mal día y pasar página. No queda otra.
 
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