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Martín Higueras

Las cosas comienzan a complicarse

El séptimo puesto de Alonso en Francia le permite sumar puntos y eso es ya de por sí importante. Dos puntos que al final de la temporada pueden ser vitales.

La verdad es que nadie pensaba que a Alonso le fuera tan mal en Francia. Aunque algunos de los diarios de este lunes reflejan una remontada que le ha permitido al menos arañar dos puntos, lo cierto es que el español comienza a tener serios problemas en su McLaren, con averías que nos hacen recordar la mala suerte que persiguió durante los dos últimos años a Kimi Raikkonen. "Mala suerte" y no "poca calidad de piloto", de lo que algún comentarista nos quiso convencer en su momento.
 
Pero el problema no es sólo su monoplaza sino también –como lo apuntamos ya desde estas líneas hace varias semanas– su compañero de equipo. Pero eso no significa que todo vaya en contra de él y fuera de polémicas inútiles como la lectura de la telemetría de Alonso por parte de Hamilton –que nada tiene de extraño y es hasta normal– o de detalles que pueden ocurrirle a todos, lo cierto es que al español no le está acompañando la suerte que tuvo en su justa medida en los dos últimos años. Suerte que además hay que buscar. Otra cosa es que desde el pitlane, Ron Dennis y su séquito no estén tan finos a la hora de calcular estrategias.
 
De hecho, ya el viernes McLaren no andaba fino. Hamilton fue el primero en tener problemas por un sensor y después Alonso lo sufrió en carne propia aunque a un nivel bastante más elevado ya que le impidió disputar la última tanda de clasificación. Con ese panorama –décimo en la parrilla– era casi imposible optar por entrar en el podio sobre todo en un circuito donde es imposible adelantar. Felizmente, ya no tendremos que aguantar Magny-Cours en los próximos años. Aunque siempre nos quedará Hungaroring.
 
Las primeras vueltas le permitieron a Alonso subir hasta tres puestos. Pero su gran problema fue un enorme Heidfeld que estuvo delante de él hasta en tres oportunidades. Alonso nos regaló sus vueltas más agresivas en lo que va del año y un adelantamiento sensacional al alemán en una zona donde pocos se atreven a acelerar y frenar más tarde que los demás. A esta maniobra extraordinaria le siguió otra de Hamilton en el momento de salir de boxes. Batalló duramente con un Kubica y logró superarle tras varias curvas rueda a rueda.
 
El séptimo puesto de Alonso en Francia le permite sumar puntos y eso es ya de por sí importante. Dos puntos que al final de la temporada pueden ser vitales. El problema es que llega Silverstone donde el joven Hamilton estará más motivado que nunca y arropado por miles de aficionados ingleses que ven al fin cómo un piloto local es capaz de estar en lo más alto. Situación que no vivían desde la época de Damon Hill. Alonso tendrá que aislarse de todo para centrarse en lograr una victoria que lo vuelva a meter de lleno en la lucha por el Mundial. Pero hay un detalle complicado: su compañero ha logrado ser el más regular de todos con ocho podios en ocho carreras.
 
No podemos olvidarnos de la resurrección de Ferrari. Después de tres carreras horrorosas, han regresado a lo más alto y lo que es más importante: con total autoridad. En Francia demostraron estar a la altura de los McLaren y con el doblete entran otra vez a la pelea para los mundiales tanto de pilotos (Massa y Raikkonen están a sólo ocho y tres puntos de Alonso) como de constructores (a 25 puntos de la escudería británica). Silverstone será un punto clave para el resto de la temporada y es ahí donde Alonso –dejando de lado problemas, polémicas o declaraciones– debe dar un golpe de efecto. En su calidad de bicampeón mundial, es muy probable que lo haga.
 
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