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Juan Carlos Girauta

¿Partido o escuela filosófica?

Yo siento una enorme atracción intelectual hacia el pensamiento de Blanco y no puedo evitar prolongaciones mentales de sus asertos.

Consta que el congreso del PSOE ha trascendido la política para tocar la filosofía y aun la teología, con especiales incursiones en la metafísica del ser en cuanto ser, la bioética o la escatología. Cuándo y cómo agradecerá el finado el adelanto –¡por su bien!– de su deceso acaso sea la cuestión más punzante de las abordadas por la sectorial de Ultratumba del partido.

Favorables a la desconstrucción (no aceptaré el galicismo "deconstrucción"), vienen administrando buenas dosis de Derrida a la nación e instituciones españolas y, lo que es más meritorio, lo han hecho desde la intuición, lo que quizá pluguiera al bueno de Jacques. Fuera cual fuera la vía de acceso al argelino, la interiorización de la doctrina del autor de Torres de Babel o El monolingüismo del otro tenía que notarse.

Rechazar las posiciones de Savater –a quien el pensador Blanco reconoce "buena voluntad"– no les ha tomado mucho tiempo: el Manifiesto es un arma de confrontación. Cree el PSOE que el modo de garantizar los derechos de todos los catalanes en materia lingüística es abundar en la inmersión en catalán y la política de multas. Acepta el claustro, pues, las posiciones del experto Montilla, sin objeción.

Pero el núcleo intelectual que rige el socialismo español no iba a dejar ahí el tema de la lengua, donde a fin de cuentas tiene la lupa puesta el postestructuralismo como la tuvo el estructuralismo. Sigue Blanco: "El patrimonio más importante de España es que tenemos muchas lenguas". Pues sí, señor; tenemos muchas lenguas. Están en la mente de todos y, si no, para algo están las enciclopedias. Pero Blanco nunca dice sólo lo que parece. Blanco no ha podido formular la proposición "tenemos muchas lenguas" sin más, sin un understatement, porque sería una estupidez, y eso nunca.

Yo siento una enorme atracción intelectual hacia el pensamiento de Blanco y no puedo evitar prolongaciones mentales de sus asertos. Voy. Está la lengua de madera, originalmente la jerga del PCF, pero, por extensión, lo que pone en boca de Z expresiones así: "Esta es una ocasión para ensanchar y confirmar derechos que hemos reconocido a favor de todas las personas". O bien: "El socialismo es un proyecto deconvivencia, con vocación de incluir e integrar".

Está la lengua de estropajo o de trapo, la de la persona que pronuncia mal; Blanco tiene aquí muchas cosas que decir. Está la lengua viperina, serpentina, afilada o larga: piénsese en "España no merece un gobierno que mienta", del profesor Rubalcaba. O, del mismo autor: "¿Señores del Gobierno, a ustedes no les dijo nunca el CNI que podía haber radicalismo islámico detrás de esto? Yo sostengo que sí, el jueves por la tarde." (Cotéjese con las recientes informaciones de El Mundo sobre Dezcallar y Ana Palacio.) Cómo no entrever al Nietzsche de: "Yo sólo quiero una igualdad: la que nos proporciona el más extraordinario peligro y el humo de la pólvora. Allí todos tenemos el mismo rango."

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