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Agapito Maestre

Votos de conciencia

La cosa es, aunque la señora De Cospedal eluda el problema, al modo de los malos políticos, grave, muy grave, no sólo para la estabilidad nacional del PP, que lo es sin duda, sino para los dos máximos líderes del PP. La crisis de liderazgo es obvia.

Tenía que suceder. Y, al final, ha sucedido. De Cospedal está en una situación difícil. Por voluntad única y exclusiva de Mariano Rajoy, el "príncipe" del PP, la señora María Dolores de Cospedal acumula en su persona dos cargos orgánicos importantes, yo diría decisivos, de su partido. Es menester reconocer que hasta ahora, con mejor o peor acierto, esas dos funciones habían sido desempeñadas por esta persona con decoro y sin caer en demasiadas y profundas contradicciones derivadas de esa doble responsabilidad. Sus maneras melifluas ayudaban, sin duda alguna, a conllevar los dos cargos con diligencia funcionarial.

Sin embargo, después de los votos de dos diputados del PP, en el Congreso de los Diputados, oponiéndose a la toma en consideración del Estatuto de Castilla-La Mancha, esos cargos pueden fácilmente convertirse en unas cargas duras para De Cospedal, en primer lugar. Por otro lado, serán un lastre, una durísima cruz, para los dirigentes del partido que están más pendientes del oportunismo que de una concepción coherente y nacional del PP. Si la brecha que ha abierto en el PP la decisión de UPN de abstenerse en la votación de los presupuestos no era suficiente, aquí aparece una nuevo roto que comprometerá a muchos diputados de tres comunidades autónomas. ¿Qué defenderán en una próxima ocasión los diputados del PP, por ejemplo, de Valencia lo que interese a su comunidad o a toda España?

De momento, y esto ya no tiene vuelta atrás, han saltado dos diputados de Murcia, que han votado, junto a la diputada Rosa Díez, en contra de la discusión en el Congreso de ese Estatuto, entre otras razones, porque este texto pone fecha de caducidad al Trasvase Tajo-Segura por un lado, y termina, por otro lado, con una concepción de que los ríos de España son de todos los españoles y no de una comunidad determinada. La cosa es, aunque la señora De Cospedal eluda el problema, al modo de los malos políticos, grave, muy grave, no sólo para la estabilidad nacional del PP, que lo es sin duda, sino para los dos máximos líderes del PP. La crisis de liderazgo es obvia.

En efecto, dos diputados del PP se rebelan contra los dictados de su secretaria general y, sobre todo, se enfrentan a la presidenta del PP en Castilla-La Mancha, porque pudieran estar limitando los derechos de los murcianos, según la Constitución, al agua del Tajo-Segura. En fin, esos dos diputados han cuestionado la disciplina del partido, primero, y después puesto en la picota el liderazgo de Rajoy y De Cospedal. Además, por si la cosa no quedaba clara, han dicho que sus votos son de conciencia. En verdad, no puede haber votos que no sean de conciencia, pero al expresarlo así han querido acentuar que lo haría tantas veces como volviera a repetirse esa votación de toma de consideración.

¿Qué ha contestado la señora De Cospedal a estos dos diputados? Silencio, o peor, una bobada: "Hoy no es el día de provocar ni herir sensibilidades". Vale. Siga así, pero sepa que si usted, como secretaria general del PP, no castiga políticamente a esos dos diputados que han desobedecido a sus líderes y, por supuesto, a la famosa disciplina de partido, estará colaborando a la desaparición del PP como partido nacional.

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