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Martín Higueras

Déficit de emoción y paso de gigante

Aunque ya había dicho en las últimas carreras que en este Mundial parecía que nadie quería hacerse con el título, este domingo en China por fin hemos visto a un Hamilton que de verdad parecía con ganas de suceder a Kimi Raikkonen. De repetirse lo de Singapur y China, sin duda las preocupaciones de los aspirantes hubieran aumentado muchísimo pero esta vez el de McLaren dejó de lado su acostumbrado nerviosismo y su repetida ansia para ganar un gran premio que bien podría valerle un campeonato mundial. Un paso sin duda de gigante para llegar a Brasil con todas las de ganar. Ahora ya es cosa de dos, no como en 2007. Pese a eso, yo sigo sin atreverme a apostar por ninguno de los dos vistos sus antecedentes.
 
Pero vamos, que aparte de una actuación sin reproches de Hamilton –aunque también con muy poca competencia desde la vuelta dos hasta el final–, hemos presenciado una carrera bastante aburrida, sobre todo si la comparamos con la de Japón hace sólo una semana. En China hemos visto muy pocos adelantamientos y si tenemos que elegir el momento más atractivo del gran premio, éste sería el corto pero emocionante duelo entre Kovalainen y Alonso en la primera vuelta. Poco más. De hecho, nada más, porque ni siquiera las entradas a boxes tuvieron algún punto de incertidumbre.
 
Dicho esto, hay varias cosas clave: La primera es que Hamilton hizo lo que tenía que hacer por fin y dejarse de las tonterías que le hemos visto en las últimas carreras. A hacer la pole, a ganar y a marcar la mejor vuelta. Aunque esto último ya no es tan importante que digamos, los 10 puntos ganan aún más autoridad con un hat-trick. La segunda clave es que Ferrari parece una vez más una escudería sin mucha fuerza. Kimi Raikkonen tuvo que cederle el segundo lugar a Massa, revolviendo así de alguna manera el favor en Interlagos 2007. Me parece lo lógico y normal y no creo que tengamos otra vez que entrar en la misma polémica de siempre, sobre todo a estas alturas de campeonato donde se juega tanto. Pero el punto es que Massa parece débil, casi desmotivado, algo preocupante sobre todo porque no parece un candidato al Mundial.
 
El tercer punto que quiero tocar es una vez más la evidencia de que Renault ha dado un salto muy importante. Yo mismo lo dije después de Singapur: este R28 es el mismo y Alonso ha aprovechado su momento para demostrarle a todos que no se había olvidado de ganar. Nada de hacerse ilusiones. Pero obviamente –y lo dije también– su victoria en Japón demostró que sí había una mejora y ahora en China, Alonso y su coche han estado cerca, muy cerca del podio. De hecho, de no haber pinchado Kovalainen, la imagen de un Renault por delante de un McLaren hubiera sido muy simbólica. Yo insisto en que estos resultados, las dos victorias y éste cuarto lugar, acercan aún más a una permanencia de Alonso en la casa francesa, cosa que me parecería lógica y hasta bueno visto lo visto. Pero yo sigo pensando en la opción Honda. Pero obviamente, no descarto que me vuelva a equivocar.
 
El GP de Brasil no va a regalar una vez más un gran final de campeonato. Sinceramente, yo creo que Hamilton merece bastante más el título que Massa: parece mejor piloto, nos regala más agresividad y adelantamientos –cuando los hay– muy justos. Pero ya sabemos que le pierde su precipitación y juventud. De ganar este Mundial, podría darle la tranquilidad de tener ya un campeonato y calmar sus formas. Sin embargo, Massa no está ahí a siete puntos por pura casualidad. Está ahí porque ha ganado el mismo número de carreras que Hamilton. Pero claro, tampoco da garantías de nada. El desenlace llegará el 2 de noviembre y repito, yo no apostaría por nadie hasta la última vuelta de Interlagos… y eso.
 

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